SUDAFRICA: Johannesburg y conclusiones

 Damos por concluida la fase de naturaleza para sumergirnos en un entorno radicalmente diferente: la ciudad de Johannesburg y su intensa historia.



No obviaré que teníamos muchos prejuicios con esta ciudad. Supongo que, mayoritariamente, bien fundados. Pero viajar también es conocer las partes menos bonitas de los lugares, sumergirse en su historia y,  en el caso de Sudáfrica, encontrar la belleza en entornos tan duros como Soweto.

De camino a Joburg

Desde las Montañas de Drakensberg hay unas 4 horas de carretera hasta Joburg (nombre cariñoso que recibe esta ciudad). Desestimamos ir a los campos de batalla de Dundee, Blood River etc ya que, pese a no suponer muchos kilómetros más, casi duplica el tiempo de viaje. Así que ponemos rumbo a un enclave que nos parece curioso. Se trata de un enorme cráter generado por un meteorito en las primeras etapas de la tierra. Se encuentra en Vredefort

Durante el viaje pasamos junto a Sterkfontein Dam, un enorme embalse que tiene incluso olas. En las inmediaciones de una ciudad, algo más adelante, la carretera está cortada por unas protestas de los vecinos. Esto provoca que nuestro fantástico plan de visitar el cráter se desvanezca y vayamos directamente a Joburg.

La entrada a la ciudad y las primeras calles que recorrimos resulta una experiencia desoladora. Nada friendly. Los apartamentos que hemos alquilado, 12 Decades Art Hotel están cerca de esta zona marginal, aunque la calle tiene un aspecto totalmente diferente. Muy animada (quizás demasiado).

Los apartamentos son flipantes. Decoración vanguardista de lejos, algo chapuza de cerca, pero muy muy chulos.

Cenamos en “Pata Pata” un restaurante que se encuentra a una cuadra.

Soweto, epicentro de la lucha anti-apartheid.

Pese al follón que había en la calle (estamos en plena zona de marcha) dormimos bien. Nos duchamos en una ducha sin paredes, y desayunamos todos juntos. 

Hoy hemos previsto un tour por Soweto. En un primer momento eramos muy reticentes a realizar este tipo de tours, ya que esperaba algo parecido a lo que se hace en las favelas de Rio, una especie de safari humano. Existe otra opción que consiste en un recorrido a pie en el barrio en el que nos encontramos, pero no lo hacían ese día. Así que nos apuntamos a un tour de medio día por Soweto.

Soweto (South Western Townships) surgió a principios del siglo XX como un conjunto de asentamientos segregados creados para alojar a trabajadores negros durante la expansión minera y urbana de la región. Bajo el régimen del apartheid, Soweto se convirtió en un símbolo de opresión racial, ya que los residentes eran forzados a vivir en condiciones precarias y limitados en sus derechos y oportunidades.

El punto de inflexión en la historia de Soweto ocurrió el 16 de junio de 1976, con el Levantamiento de Soweto. Miles de estudiantes protestaron contra la imposición del afrikáans como idioma obligatorio en las escuelas. La policía respondió con violencia, dejando cientos de muertos, incluidos niños, como Hector Pieterson, cuya muerte se convirtió en un ícono internacional de la lucha contra el apartheid.


Soweto fue un centro neurálgico de resistencia al apartheid, hogar de líderes como Nelson Mandela y Desmond Tutu. Tras el fin del apartheid en 1994, Soweto ha experimentado transformaciones significativas, aunque persisten desafíos como la pobreza y el desempleo. Hoy, es un símbolo de la lucha por la libertad y un destino cultural vibrante que celebra la historia y la diversidad de Sudáfrica.

El barrio está bastante alejado del centro. De camino se observa el cambio (a peor) en las casas, las calles… Se nota que vamos hacia un lugar muy pobre.

Hacemos una parada en The Little Rose Centre . Ubicado en Kliptown, esta ONG trabaja para transformar las vidas de niños y adultos en una de las comunidades más desfavorecidas de Johannesburgo. Fundado en 1997, ofrece educación temprana, comida, apoyo con tareas escolares y actividades recreativas para niños. Además, organiza talleres y genera oportunidades laborales para adultos. Este proyecto, impulsado por voluntarios locales, depende de donaciones para continuar su labor y está abierto a personas de todas las procedencias

Damos una vuelta por las calles sin asfaltar del “informal settlemtent”, que es lo que nosotros denominamos un poblado chabolista. Dentro del caos y la marginalidad hay algo de orden: se ha llevado la electricidad y hay numerosas fuentes de agua potable. También hay WCs químicos por todas partes. Pese a todo, no me pareció un lugar triste.

Regresamos a Little Rose donde Un voluntario nos explica en detalle el funcionamiento del centro, nos enseña la biblioteca y sala de computadores (ubicado en un contenedor de barco) la cocina, uno zona que tienen para coser y un gran salón de uso diverso. Admirable.

Salimos del poblado y nos damos de bruces con esos contrastes que sólo se dan en lugares como Sudafrica. Si cruzamos la calle nos encontramos con un barrio de clase media “normal”.

El Levantamiento de Soweto y la lucha por la libertad.

El Levantamiento de Soweto, ocurrido el 16 de junio de 1976, fue un momento clave en la lucha contra el apartheid en Sudáfrica. Liderado principalmente por estudiantes, este movimiento surgió en respuesta a la imposición del afrikáans como idioma obligatorio en las escuelas. La represión violenta del gobierno resultó en cientos de muertos y heridos, entre ellos Hector Pieterson, cuyo asesinato se convirtió en un símbolo del sufrimiento y la resistencia de los jóvenes.

La imagen de Hector Pieterson, capturada por el fotógrafo Sam Nzima, recorrió el mundo y puso de manifiesto la brutalidad del régimen. Este niño de 12 años se convirtió en un ícono de la lucha por la libertad y en un recordatorio del precio que pagó la juventud sudafricana.

El Levantamiento de Soweto también marcó un punto de inflexión para figuras clave como Nelson Mandela y Desmond Tutu. Mandela, encarcelado en ese momento, consideró estos eventos como un catalizador para una lucha más unificada y determinante contra el apartheid. 

Desmond Tutu, por su parte, amplificó el impacto del levantamiento a través de su liderazgo moral y espiritual, llamando a una resistencia no violenta pero firme contra la opresión. Su papel como mediador y activista global ayudó a mantener la presión internacional sobre el régimen.

Como no podía ser de otra manera, visitamos el Hector Pieterson Memorial.

Con el corazón algo encogido por tan triste historia, continuamos caminando hacia la Casa de Nelson Mandela. La peculiaridad de esta calle es que es la única en el mundo donde han vivido al mismo tiempo dos premios Nobel: Mandela y Desmond Tutu.

La casa ha sido convertida en un pequeño museo en el que se exhiben algunos objetos y fotos relacionados con el líder negro.


Proseguimos calle abajo y pasamos junto a la Casa del Obispo Desmond Tutu, que no se puede visitar, y paramos a comer en un restaurante cercano. La cerveza Sowerto, estupenda.

EN RESUMEN

No hay nada en este viaje que nos haya decepcionado o igualado a las expectativas iniciales. A nivel de desarrollo, nos ha parecido un país relativamente próspero teniendo en cuenta su entorno. Las carreteras en general son buenas y no se ven muchas tartanas circulando. Debido a la naturaleza del viaje y que vamos 5, no hemos tenido mucha relación con los sudafricanos. Pero todos los prejuicios que traíamos de casa respecto a los sudafricanos no se ha cumplido y nos han parecido majos - aunque no cordiales -.

Revisando las fotos, veo que prácticamente no hay fotos retratos, cosa poco habitual en África. Quizás la excepción sea Soweto. Eso indica perféctamente el tipo de viaje que hemos hecho, muy ligado a la naturaleza y muy poco orientado a la gente. No hemos visitado mercados, la gente viste totalmente occidental, y, salvo por la arquitectura en algunas zonas, no destaca por ningún aspecto, digamos, antropológico. La excepción, aunque estuvimos muy poco, fue Lesoto. Lesoto merece una visita en un próximo viaje

No nos ha parecido tan caro. El vuelo sí que lo ha sido, pero la comida y el nivel calidad precio de los hoteles está bastante bien.

Respecto al Kruger, es gigante. Creemos que 7 días allí habría estado mejor que los 5 que estuvimos. Las carreteras principales están asfaltadas y son estupendas. Respecto a las pistas... depende, pero en general son transitable en un turismo alto en temporada seca. Y es muy recomendable comenzar por el norte, donde es complicado ver fauna, y acabar por el sur donde es mucho más fácil. El norte tiene más encanto, en el sentido de que hay muchos menos visitantes y encontrar fauna es un reto.

Hlane vale la pena para ver rinos blancos. Es un poco “safari park”, ya que los recintos son relativamente pequeños y existe ese “apartheid” entre los diferentes animales, suponemos para evitar que se devoren entre ellos. Merece la pena el tour que hicimos caminando, ya que no resulta ni fácil ni recomendable (salvo que se esté en manos expertas), acercarte a pie a un animal con tan malas pulgas como el rinoceronte blanco. 

Isimangaliso fue una muy agradable sorpresa. Ha superado sobradamente las expectativas. Los animales en este parque parecen no estar tan acostumbrados a la presencia humana, y son huidizos. Resulta un comportamiento más natural que el de los bichos del Kruger. Tras visitar los parques del interior, la fertilidad y frondosidad de esta reserva supuso un alivio.

Las Montañas Drakensberg resultaron muy exóticas tanto por sus formas casi huawaianas como por su geología. Nos quedamos con muchas ganas de subir el Cathedral Peak, y de hacer un trekking más largo, como el Giant's Cup Trail. Quizás habría merecido más la pena gastar dos noches en Didima y una en Royal Natal

Lesoto, pese a su cercanía con Sudáfrica (está embutido en ella), desprendía un olor más africano. Es bastante más pobre. Un par de días habría estado bien.

Joburg nos pareció un lugar hostil. Pero encontramos el tour por Soweto muy enriquecedor.

Nos ha faltado muchísimas cosas en la zona del país que hemos visitado (el norte). Hay multitud de parques de menor tamaño, reservas privadas etc. que se quedaron para otra ocasión. De volver con más tiempo, ese habría sido un objetivo, pero mirando muy bien qué pueden ofrecer de diferente con respecto a lo ya visto: por ejemplo, no aportaría gran cosa ver más reservas de sabana con cebras. Y nos queda todo el sur, que (según nos dicen) es como visitar otro país.



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