CANADA (3/3). THE CANADIAN Y VANCOUVER

Se hace raro despertar y que todo se mueva. Pero no deja de ser relajante, parece que te acunan. No estamos muy acostumbrados a los viajes largos en tren, y absolutamente nada a desplazarnos en uno de esos ferrocarriles en lo que, lo de menos, es el destino al que te llevan.



En este caso el destino es Vancouver, y si bien originalmente debíamos haber embarcado 4.000 Km más al este de lo que lo hicimos, este pequeño y romántico viaje ha merecido la pena.




THE CANADIAN



En el primer capítulo que dedicamos a Canadá se comentó la manera en que nos desplazamos en este viaje, pero merece la pena una mención especial a este tren turístico que sune Toronto con Vancouver en una travesía de 4 días y 4.400 Km.


Se trata de un tren diésel, adaptado a las personas cuyo interés reside en el viaje en sí mismo.  Existen 3 clases: La "Economy", en la que se viaja en una butaca muy cómoda (pero una butaca, al fin y al cabo), y no se tiene acceso al restaurante. Una clase intermedia, es la “Sleeper plus”, en la que se duerme en unas cómodas literas, se tiene acceso al restaurante y a los vagones panorámicos. La más lujosa de las clases es la “Prestige”, donde se dispone de un camarote privado.

Nosotros estamos en la clase "Upper Berth" que, como se dijo anteriormente, consiste en unos asientos que, de noche, se pueden transformar en literas. Además, tenemos acceso al "dome", un vagón con el techo acristalado y algo sobre elevado respecto a los otros vagones, lo que le confiere una visibilidad extraordinaria. Disponemos también de café, té y algunas cosas para picar de forma permanente, brunch y cena.


Por si fueran pocos detalles, nos invitan a una copa de cava, unos canapés, cata de cerveza… Unos lujos a los que no estamos acostumbrados y que se la debemos a una oferta de Viarail.
Estamos rodeados, básicamente, de jubilados de diferentes nacionalidades, lo que hace que nos sintamos algo (más) fuera de lugar. Pero el paisaje y el punto de vista desde el que se observa el entorno es asombroso. Además, ¿a quién le molesta un lujillo de vez en cuando?


A las 15h, hacen una cata de cervezas, probamos tres diferentes, y las 16h nos dan una charla sobre la British Columbia (algo de historia, geografía, etc). Luego, a las 19h, la cena. Un estupendo cordero, en mesita con mantel de tela y todo. Cuando llegamos a nuestro asiento, éste ya ha sido transformado en dos cómodas literas, con sábanas limpias. Realmente, un lujo.


Viajar por tierra permite observar la manera en que el paisaje cambia a medida que, en este caso, descendemos de las Rockies hasta la planicie sitada entre las montañas y el Pacífico.
Salimos de Jasper a las 10h, llegando a Vancouver poco antes de las 6h del día siguiente.

VANCOUVER


Dejamos la visita a Vancouver City para dentro de unos días, y desde la misma estación tomamos un bus a Horseshoe Bay, lugar desde el que zarpan los ferris a la Isla de Vancouver. Todo va sobre ruedas, y a cogemos el ferri que sale a las 8:45. Tarda 1h40' en llegar.


En Nanaimo, puerto al que llegamos en Vancouver Island, recogemos el coche de alquiler y enfilamos a Tofino. La carretera 4, es, supuestamente una de las más bonitas del país. Es cierto que está muy bien, pero quizás es un poco exagerado otorgarle tal catalogación.


La isla de Vancouver tiene unos 440 Km de largo y 125 de ancho. El clima es templado y muy húmedo, 6650 mm de precipitación al año, dando lugar a una vegetación de selva templada (temperate rainforest). La mayoría de la isla está poblada por un denso bosque de coníferas, algunas de las cuales (Pseudotsugas y Thujas) alcanzan unos tamaños considerables. Y, por supuesto, osos negros, lobos, pumas, y en el mar, orcas y ballenas. Un dato interesante de la isla es que está poblada desde hace más de 14.000 años, siendo el lugar habitado ininterrumpidamente más antiguo del continente.


En la carretera existen varios lugares interesantes en los que parar y tomar contacto con la isla. Little Qualicum Falls puede ser algo decepcionante si, como fue en nuestro caso, si se viene de las Rockies. Aun así, merece la pena el pequeño bucle a las Lower y Upper Falls.


Cathedral Groove dispone de un camino acondicionada (Broadwalk) que recorre una zona poco tocada de bosque de lluvia. Algunos ejemplares de abeto de Douglas (Pseudotsuga menziesii) alcanzan los 75 m de altura.


Wally Creek es un arroyo entre rocas donde se puede hacer una breve parada.


Tofino es un (antiguo) puerto pesquero, en el que la mitad de los comercios son escuelas o tiendas de surf y a otra mitad agencias de Tours para ver ballenas. Además de estas dos actividades, es posible realizar algunas caminatas interesantes.


Nos alojamos en Tofino Swell Lodge, un bonito B&B (o algo así, no sabría cómo llamarlo) con vistas memorables.


Amanece algo nublado. En el ambiente boscoso y marítimo en el que nos encontramos, le da cierto encanto. Nuestra primera visita es Radar Hill, antigua ubicación de un radar en tiempos de la guerra fría. No hay vistas, debido a la niebla, pero como recompensa vemos un colibrí.


Long Beach es exactamente eso, una larga playa de arena blanca y aguas frías que se extiende desde Tofino hasta Ucluelet, 30 Km más al sureste. Incinerator Rock es uno de los muchos cortos paseos que llevan a la playa. Una pequeña isla rocosa es accesible con marea baja, y en ella vemos multitud de anémonas, estrellas de mar y algas esperando que suba la marea.


Combers Beach nos acerca por un paisaje similar tras 500 m de camino.


Uno de los más populares caminos de Long Beach es el doble loop llamado Rainforest. Está totalmente acondicionado con un broadwalk, y es el más espectacular de los que hemos hecho en la isla.

Cada bucle tiene 1 Km de recorrido.


Tiramos hacia Ucluelet, donde vamos a hacer otro recorrido, este algo más "largo", el Lighthouse, que lleva a un estético faro. Forma parte del Wild Pacific Trail, un recorrido muy acondicionado de 9 Km con tres zonas diferentes. El faro es una de ellas.


La otra zona del Wild Pacific Trail que hicimos, discurre entre el Sea Star parking lot, hasta su final unos kilómetros al oeste.


Cada pocos metros, hay un banco o Viewpoint.


En el sur de Vancouver Island se encuentra un camino de largo recorrido, el West Coast Trail, de 75 Km. Comienza en Bamfield, y llega a Renfrew. El origen del camino es algo sórdido. Esta zona de la costa fue escenario de numerosos naufragios, lo que la llevó a ser conocida como Graveyard of the Pacific. En 1906 se decidió trazar y mantener un sendero que ayudara a los náufragos a llegar a lugar seguro en esta inhóspita costa, tan sólo con recorrerlo en uno u otro sentido. En los años 60, fue abandonado, hasta que los primeros senderistas lo recuperaron. Hoy en día, es uno de los recorridos más afamado del pais, y también uno de los más salvajes.


Al día siguiente quedamos a las 7:30 con West Coast Aquatic Safaris. Cuando llegamos, nos informan de que la excursión para avistar ballenas que teníamos acordada, se ha cancelado. Nos dan referencias de otras agencias que organizan salidas ese día, y finalmente podemos unirnos a un grupo que sale a las 8:30. La agencia se llama Jamies Whalewatching (124$ el tour). Es un barco relativamente grande, si bien no vamos más de 12 personas. El día está nubloso, lo que confiere un aspecto misterioso a la costa y las cercanas Broken Islands.


El lugar donde resulta más probable avistar cetáceos es en Vargas Island. Rodeamos la isla por el este, hasta llegar a la bahía que se encuentra en el oeste. Es un ratillo de barco, en el que aprovechamos para ver la costa desde el agua.


Una vez en la bahía, detienen los motores y esperamos a ver resoplar a las ballenas. Son ballenas grises, que tienen una longitud de unos 15 m.


Está especie rara vez saca la cola cuando hacen inmersiones, a diferencia de otras como la ballena jorobada. No obstante, pudimos ver a varias.


Tras un ratito, poco a mi juicio, vamos a una isla cercana (Blunden Island) a ver leones marinos.


No son de la misma especie de la que se ve en California, y podemos ver un par de machos enormes.
Regresamos con algo mejor tiempo al puerto. De allí, directamente a Nanaimo donde dejamos el coche. Nos acercan al puerto, y a las 15:55 estamos abordando el ferry.

VANCOUVER CITY



Sólo tenemos esa tarde para ver Vancouver, así que debemos apurarnos. Tomamos el bus 257 al centro, y dejamos las mochilas en una tetería gracias a una App que busca comercios donde depositar por unas horas el equipaje. El bus atraviesa Stanley Park, un enorme trozo de bosque al que llaman parque. Una vez en el centro, nos encaminamos hacia Chinatown. Es uno de los mayores barrios chinos de America, pero nos pareció un lugar algo marginal.



Hay muchos homeless y colgados por la calle. Sorpresivamente, a pocos metros se encuentra un barrio muy fashion.  Water St es una de las calles con más ambiente de la ciudad, y en ella se encuentra un curioso reloj de vapor.


Continuando por Water St se llega a Canada Place, el antiguo pabellón de Canadá en la expo de 1986.


Digital Orca es una escultura curiosa.


En Vancouver conviven modernos rascacielos de vidrio y metal con otros antiguos, entre los que destaca el Marine Building, de estilo Art Deco. Lástima que estuviera cerrado, el interior prometía.
Recogemos el equipaje y enfilamos hacia el Airbnb que hemos reservado, en el barrio de Burnaby. Es una casa enorme de un chino poco acogedor (como la mayoría de los chinos).


Cenamos a lo grande. Un huevo duro, pan tostado y fiambre. Luego, salimos a tomar una cerveza a un bar cercano, Firefighters. El edificio perteneció a los bomberos, y es el típico bareto americano, con billar y bebedores solitarios en la barra.


Poco más de este viaje. Como siempre ocurre, hay un montón de lugares que se han quedado pendientes y de los que desconocíamos su existencia, como la isla de Bafin, el Yukon y otros pequeños parques en las proximidades de Banff. Algunas travesías largas, a través de territorios salvajes y despoblados también nos ha llamado mucho la atención y pasan a estar en la lista de lugares a los que tenemos que ir.

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