Japón (IV): Tokio

En nuestra visita a Hiroshima aprendimos muchas cosas. Cosas que ya sabíamos, y que, sin embargo, sólo allí aprendimos enteramente.


Porque toda la humanidad sabe de aquél 6 de agosto de 1945 en el que se perpetró la mayor masacre en la historia de nuestro planeta.


Sin embargo, nadie recuerda la Operación Meetinghouse, en la que el ejército de EEUU utilizó por primera vez napalm y cometió uno de los mayores crímenes de guerra hasta ese momento. Durante el 9 y 10 de marzo de 1945 se arrojaron 1.665 toneladas de bombas incendiarias sobre una ciudad construida básicamente de madera y papel. Más de 100.000 personas murieron calcinadas, una cifra mayor a la registrada por el efecto inmediato de Hiroshima o Nagashaki y que supuso la destrucción total de la cuarta parte de la ciudad.


Paseando hoy por las calles de Tokio, resulta difícil imaginar que hace no tanto esa misma ciudad se encontraba en una situación de destrucción total. Y esa es una de las lecciones que aprendimos (otra más) de los japoneses: que con esfuerzo y perseverancia puede pasarse del infierno a una potencia mundial en muy pocas décadas.


Tokio es hoy, a nuestro juicio, una megápolis que supera en dimensiones y en otros muchos aspectos al mismo New York.


Aparte de la arquitectura, de lo que es puramente hormigón, hierro y vidrio, Tokio nos sorprendió por los tokiotas.





Un tipo que conocimos en la zona del Fuji y que vive en Tokio nos hizo algunos comentarios sobre la ciudad, que después comprobamos eran rigurosamente ciertos. Por ejemplo, la sensación de que cuando se viaja en metro o se camina por el centro de la ciudad, uno se cruza con hordas de robots, idénticamente trajeados y con su maletín colgado al hombro. Todos se dirigen o regresan de su trabajo y parecen carecer de cualquier tipo de emoción.


Pero esos mismos robots encorbatados son los que después se lo pasan pipa en los karaokes, pachinkos o en los enormes centros de “maquinitas estúpidas”.


Y es que de Tokio, nos quedamos (cómo no) con algún rincón emblemático, o con sus enormes edificios. Pero más que eso, con lo que hemos flipado, es con el ritmo de la calle, y la forma en que los japoneses viven y se divierten.


MEJI JINGU es nuestra primera visita. Una zona ajardinada con templos, representa un oasis dentro de la urbe. Es bastante moderno (1920) y, si en lugar de ser el final del viaje, fuera el principio, nos habría impresionado bastante más.


La zona de tiendas pijas es OMOTE SANDO. Aparte de glamour y precios desorbitantes, los edificios son vanguardistas, muy chulos.


Muy cerca, la zona de URA-HARA está repleta de tiendas de ropa moderna, gorras, moda skating, etc.

Y a pocas cuadras, zonas deprimidas de casas a las que no damos mucho tiempo antes de ser engullidas por la ciudad.


En TAKESHITA DORI comenzamos a tomar contacto con la peculiar estética y aficiones de los jóvenes y teenagers japoneses.


Llena de tiendas de ropa con estética manga, heladerías empalagosas, y sobre todo, mucha (mucha) gente curiosa a la que espiar y fotografiar.



En SHIBUYA se encuentra el famoso cruce imposible: un lugar donde en hora punta llegan a cruzar 1000 personas a la vez, y que visto desde cierta altura, da la sensación de que allí nadie va a salir sin tropezarse con otro. Desde la estación puede verse gratis, y además podemos contemplar un enorme mural, equivalente al Guernica pero con la bomba de Hiroshima.



El barrio de SHINJUKU nos recordó bastante a Manhatan (en lo que a lo que arquitectura se refiere).


Aquí se encuentran los enormes rascacielos donde suelen trabajar los “robots trajeados”


Nada mejor que subir al METROPOLITAN GOVERNMENT BUILDING para observar la ciudad desde las alturas.


Dispone de un observation desk a 200 m sobre la calle. Y es gratis ¡¡


Al Este de la estación de Shinjuku se encuentra la zona de neones que tantas veces hemos visto en fotos o documentales.


Por Piss Alley es conocido un callejón y zonas aledañas donde hay minúsculos bares donde la intimidad no parece ser algo que se sirva en ellos.


El Barrio Rojo (KABUKICHO) no nos pareció tan sórdido como creíamos, y bien merece una vuelta. Eso sí, cuidad qué y cómo se utiliza la cámara en esta zona.


Como en otros muchos lugares, a veces es más interesante sentarse en un bar junto a la ventana, o en un banco en la calle y ver pasar gente, antes que visitar afamados highlights.

La LONJA DE TOKIO es uno de esos Highlights que todo el mundo dice que debes ver. Luego vas, y casi te da reparo decirlo, pero realmente… ¿A qué he venido aquí?


Supongo que fuimos demasiado tarde, o puede que no fuera nuestro día… Pero la impresión que nos llevamos de la famosa lonja es que estorbábamos, y que para ver atunes congelados rodeados por cientos de turistas, mejor nos quedábamos en casa.


Sin embargo, la zona aledaña a la Lonja tiene algunos rincones dignos de visitar. El jardín HAMA – RIKYU es un (otro) oasis verde entre tanto hormigón.



Un edificio muy curioso, es el NAKAGIN CAPSILE TOWER, ejemplo de un excéntrico movimiento arquitectónico de los 70, el Metabolismo. Se trata de un edificio abandonado, que en su día fue un hotel a base de módulos interconectados. Me recordó mucho a la peli de Woody Allen “El dormilón”


Otro edificio vanguardista, este sin tufillo pretencioso setentero, es el TOKIO INTERNATIONAL FORUM.


De una magnífica amplitud interior, merece la pena un paseo por sus pasarelas colgantes.

El MUSEO NACIONAL DE TOKIO es perfecto si no se dispone de tiempo suficiente para sumergirse en el arte nipón, y lo que se busca es solo un breve chapuzón.

Otra pequeña decepción nos la llevamos con el barrio de YANESEN, uno de los pocos pedazos que aún quedan del Tokio pre-napalm.

AKIHABARA es el barrio frikie, donde podemos encontrar tiendas enormes de figuritas manga y anime.


Nos quedamos con las gamas de entrar a un MAID CAFÉ.


Un Maid Café o Café de Sirvientas es un garito más o menos normal, pero en el que las camareras van ataviadas con ropas sexis de sirvientas. Nada que ver con Gracita Morales.

Hay sirvientas-reclamo en la calle. Hablamos con una de ellas, y fuerzan la voz para imitar a una niña. No sé, me sentí muy raro hablando con una chica disfrazada de personaje manga y que quería hablar como una nena de 10 años.


Otra fricada, son los centros de maquinitas de grúas. ¿Recordáis el juego absurdo de tratar de agarrar un objeto inútil con una grúa?. Pues en Japón hay edificios enteros de CRANE GAME, donde la gente sale feliz con sacos de Doraimons tras una apasionante tarde de reflejos y pulso de lince.


También hay amplias zonas de fotomatones para hacerte fotos monísimas con tus amigos


En el templo KANDA tuvimos la fortuna de presenciar una boda.


SENSO JI es uno de los templos más célebres de la capital. Es domingo y está hasta arriba de gente.
Tras pasar una primera puerta, se entra a una zona comercial donde, por cierto, dan a probar unas galletas riquísimas.


Más que el templo en sí, que es bastante bonito, lo que nos gustó el ambiente festivo dominical.

En el barrio de GINZA están todas las tiendas caras y chik de la ciudad. Si no tienes una tienda allí, no eres chik.


La web de japonisimo describe con detalle cada edificio.

Pasamos, aunque no entramos, al TEATRO KABUKI-ZA. Según nos comentaron, merece la pena, si bien una función entera puede ser un hueso duro de roer para no japoneses.

NIKKO es uno de los “day trip” más populares que se pueden realizar desde Tokio, y bien merece ser realizado. El desplazamiento en tren, lleva cerca de dos horas. Nada más llegar, tomamos un bus hasta el LAGO CHUZEN, al pie del Volcán Nantai (2.486 m)


La CASCADA KEGON es muy estética. Puede tomarse un ascensor hasta la base del salto de agua.
De regreso a la zona de templos, comenzamos por TAIYUIN-BYO, situado en un entorno precioso y con dos espectaculares torres de tambores.


TOSHO-GU es el templo más afamado y espectacular de todos.



En realidad, son varios templos y zonas de culto.


La perla del recinto es la puerta de la luna o YOMEI-MON. Tiene tal grado de perfección, que sus constructores dispusieron un pilar al revés para no irritar a los dioses.


El puente SHIN KYO es otro de los rincones más fotografiados.



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