Guadalajara. A lo más que llegamos, es que está en un llano, mientras que México está está en una llanura. Guadalajara (la de Castilla) es tan cercana como desconocida para nosotros, casi como la de México. Sin embargo, en esta provincia se encuentra un buen número de sorpresas agradables y otras tantas que, sin duda, iremos descubriendo.
Uceda
La Iglesia de Santa Maria de la Varga data del S XII y es de estilo Cisterciense. Apenas se conservan las fachadas exteriores, y su interior es, a día de hoy, un cementerio.
Cogolludo
El Palacio Ducal de Medinaceli, es una de las primeras y más importantes obras renacentistas en Castilla, su aspecto externo blanquecino es reflector de matices de luz en sus sillares de caliza almohadillados al estilo florentino, ventanas de gótico isabelino y la cresta decorada con florones y escudos.
Ha sido intensamente restaurado, ya que como muchas otras construcciones de la época, se abandonaron y sufrieron un deterioro considerable.
Los trabajos de reconstrucción son ejemplares, ya que en ningún momento inducen a error o duda con respecto a lo que es original y lo que fue reconstruido. Es necesario acceder en visita guiada.
Beleña de Sorbe.
Unos pocos metros más arriba, descansan las ruinas de un Castillo de origen musulmán.
Jadraque.
Se trata de una población relativamente grande (1500 habitantes) en la que su principal atractivo es El castillo del Cid o de Jadraque, situado en un cerro cercano.
Construido sobre edificaciones defensivas anteriores, lo que podemos ver hoy es casi íntegramente obra del último tercio del siglo XV, es decir, del último grupo de castillos-palacio medievales, ya en vías de desaparición en esta época.
Hita.
Inevitablemente ligado al famoso Arcipreste, Hita se encuentra en las laderas de un cerro testigo, marcadamente cónico. Es muy pequeño, y dispone de un museo acorde con el tamaño e importancia del pueblo. Pueden visitarse varios 'bodegos' o casas-cueva que habitaban los judíos antes de su expulsión en 1492.
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