SUDAFRICA: Hlane Royal National Park - Isimangaliso Wetland Park

Dejamos el Parque Nacional Kruger y también Sudáfrica para internarnos en otra reserva enclavada en el pequeño Reino de eSwatini.

Antiguamente conocido como Reino de Suazilandia, este pequeño pais del tamaño de la provincia de Zaragoza y población de 70.000 habitantes, es la última monarquía absoluta del continente. Aparte de estos datos peculiares, en él se encuentra una reserva, Hlane, que tiene una importante población de rinoceronte blanco. Todo invita a visitarlo.



Un nuevo pais para la colección.

El paso por la fronterta entre los dos paises resulta fácil y rápido. No hay que hacer muchos kilómetros para llegar a la reserva. 

Nada más acceder al campamento de Ndlovu, el principal de la reserva, llama la atención las diferencias de este camp con los de Kruger. Tanto por la afluencia de visitantes como por la calidad y “occidentalidad” de las instalaciones. Pero todo eso da igual cuando, junto al water hole junto al campamento, se aproximan los primeros rinocerontes blancos. 

Es el segundo mamífero terrestre más grande del planeta, pero a  pesar de su impresionante tamaño, es un animal muy ágil, capaz de galopar a gran velocidad y girar en plena carrera.

De caracter solitario, posee unos cuernos que constituyen su arma más temible. Cornamenta que es, no obstante, el motivo de que su caza sea tan codiciada: creencias populares le atribuyen propiedades afrodisíacas. Es una especie protegida y está prohibida su caza.

De andar parsimonioso, y siempre con la cabeza gacha, se van retirando en fila india, guardando una estricta distancia entre cuerno y culo.

Estamos hambrientos y desayunamos en el restaurante del campamento. Ahí contamos que, efectivamente, nada tiene que ver con el Kruger. Las cabañas, eso sí, son encantadoras.

Unos madrileños con los que coincidimos en el vuelo van a hacer el Rhino Tour a las 11h, y nos unimos a ellos. Vamos 9 personas y el guía, en un Land Cruiser adaptado para estas cuestiones. 

Al contrario que Kruger, Hlane tiene a los animales separados, de forma que la zona de los leones está separada del resto, así como la de los rinos. Es muchísimo menor también. El tour nos lleva a la zona de los rinos. 

Vemos bastantes jirafas, algunas muy cercanas. A poca dstancia de la puerta del parque abandonamos el vehículo y comenzamos a caminar…. Toda una novedad. Nos aproximamos a un rinoceronte  hembra y su hijo que están durmiendo plácidamente la siesta. Y nos aproximamos mucho, a unos 10/15 mts. Es muy emocionante.

De camino al campamento, nos cruzamos con otros rinos que se dirigen al water hole.

Regresamos con la sensación de que hemos pagado para estar de forma segura junto a unos animales que son potencialmente muy peligrosos. Pero, en cualquier caso,merece la pena pagar  los 350 Rnd que nos ha costado.

El campamento está formado por la zona de recepción y restaurante, y un conjunto de cabañitas sin luz. Eso si, tenemos un quinque. Hay impalas y nyalas por todas partes.


Después del rino tour nos dirigimos al otro campamento que existe dentro del parque, Bhubesi Camp, situado al norte del Ndlovu. Las pistas no son, ni por asomo, como lqs del Kruger, y tardamos un buen rato. Al llegar nos llevamos la sorpresa de que no hay absolutamente nadie. El campamento consiste en 5 o 6 bungalows de mampostería muy bonitos junto a un estero. José y yo damos una pequeña vuelta a pie (no más de 500 mts) en la que, por cierto, había garrapatas.

Volvemos hacia el campamento y llegamos al Hippo Pool, una laguna equipada con un hide donde vemos algunas aves como este Tantalo Africano (Yellow-billed stork)

Hace fresquito, más bien frio. Regresamos al camp y cenamos (buffet) decentemente, pero sin el glamour del Kruger.

Hemos reservado el “sunrise tour”. Tenemos pocas esperanzas de ver algo, ya que los españoles (Patricia y Ángel) nos habían advertido de que no habían visto gran cosa. Vamos directamente a la zona de leones (aislada del resto) y empezamos a dar vueltas, sin mucho éxito. Vemos un elefante mono-colmillo que se arranca cuando nos ve y nos pega un buen susto. 

El mensaje era: cuidadin que estoy aquí muy tranquilo comiendo, guardad las distancias. Seguimos volteando sin éxito… hasta que se produce el milagro. Junto a la cerca electrificada que separa la zona de elefantes del resto (y fuera de ella) hay unos trabajadores realizando algunas labores de mantenimiento. Dos leones macho, probablemente hermanos, están mirando atentamente a los humanos desde su zona. 


Podemos parar muy cerca de ellos y disparar sin restricciones. Uno de ellos decide que es demasiado jaleo, y se aleja. Al cabo de unos minutos, el otro hace lo mismo.

No vemos mucho más el resto del tour. Nos dan un café para desayunar (en la zona lions free) y al campamento. Han sido 3 horas intensas, de las cuales no salimos para nada defraudados.

Pagamos el campamento y salimos de él, para, poco después, salir también del país. De nuevo, encontramo el paso sur de La frontera bastante amigable. Tenemos un largo trecho por carretera hasta Isimangalizo, nuestro próximo destino, en el cual pudimos disfrutar de los adelantamientos triples a los enormes camiones de caboneros.

Parque de Humedales iSimangaliso

El Parque de Humedales iSimangaliso fue incluido en la lista del primer Sitio del Patrimonio Mundial de Sudáfrica en diciembre de 1999 en reconocimiento a su belleza natural superlativa y sus valores globales únicos,  

Como muchas regiones de estuario, el Parque del Humedal de iSimangaliso tiene una vida salvaje muy diversa, que refleja la concentración de múltiples ecosistemas creados por las variaciones de salinidad a lo largo de las estaciones y de los años, y entre distintos lugares del parque. Es el mayor estuario de África y alberga, entre otras atracciones, el mayor bosque sobre dunas del mundo, con dunas que alcanzan los 180 metros de altura. Los pantanos que rodean al lago están alimentados por el agua que se filtra de las dunas; son importantes refugios para los seres de agua dulce cuando la salinidad del lago es elevada.

Dado que llegamos desde el norte, intentamos ver la parte más norteña del parque. Dejamos la N2 y comenzamos el trayecto por pista. No es muy buena idea, ya que hay bastante gente y el firme no es especialmente bueno, lo que nos hace perder algo de tiempo. De nuevo en la carretera, entramos en el Parque Nacional por Nihizi Gate. Tomamos dirección norte, con la intención de ver Fanie’s Island, que no sabemos exactamente qué es. La pista va entre plantaciones extensísimas de eucaliptos en un terreno totalmente plano. Pero lo más sorprendente es ver cebras, jirafas y otros animales típicos de la sabana correteando entre los eucaliptos. Una imagen muy curiosa para un forestal como yo.

Algo que nos llama la atención es que, a diferencia de los parques visitados hasta ahora, los animales sí que te prestan atención y salen pitando en cuanto de acercas con el coche.

La pista ahora es francamente mala, y decidimos dar media vuelta y poner rumbo a otro de los lugares que indica la guía: Charters Creek.

Se trata de una zona junto a la laguna en la que puedes bajar del coche. Hay unos lavabos y un muelle de madera en mal estado desde el que se tiene una buena perspectiva de la laguna de Sta. Lucía. Desde allí alcanzamos a ver un cocodrilo nadando y diversas aves.


Al contrario del Kruger y Hlane, aquí todo está muy verde y las zonas de bosque son muy densas. Eso pudimos apreciarlo especialmente bien en uMthoma Aerial Broadwalk, un camino al principio de hormigón y luego entarimado que se interna en el bosque, con unas muy buenas vistas de esa zona del parque. 


Volvemos a Sta. Lucia, parando en algunas ocasiones para fotografiar la fauna, y la puesta de sol (cosa que en África nunca defrauda).



La ciudad de Sta. Lucía se encuentra en el Estuario del Hluhluwe. Parece una ciudad muy turística, turismo de playa tan convencional como el de la Costa Blanca. Dentro del apartamento (que por cierto, esta de lujo), vemos un preocupante cartel en el que se indica que la propiedad no se hace responsable de los accidentes que se pueda tener con la fauna en la ciudad de Sta. Lucia… Nos quedamos intrigados de averiguar a qué se refiere exactamente.

Salimos a cenar a un restaurant donde parece que sirven buen pescado. Al llegar cerca del local vemos a mucha gente apelotonada, mirando en la misma dirección y un lío considerable con los coches. Un camarero del restaurante grita a la gente allí congregada que se retiren despacio, ya que pueden cargar muy velozmente. 

Veo, asombrado, a tres hipos por mitad de la calle, entre los coches. Es un momento algo tenso, y muy sorprendente. Cuando los hipos desaparecen, entramos al restaurant sin acabar de comprender lo que hemos visto. Según parece, los hipos salen del estuario de tanto en tanto y deciden ir a pastar a una zona situado al otro lado de Sta. Lucía. El problema es que para ello deben cruzar por las calles del pueblo. Según hemos podido ver en internet, hay accidentes de vez en cuando en la zona. No es para tomárselo a broma. Cenamos un estupendo pescado, regado por un estupendo vino.

Acometemos al día siguiente la orilla este de la laguna, que tiene además el aliciente de estar junto al Indico. Accedemos al parque por Bhangazi Gate. Hay una carretera muy buena que recorre la franja de tierra entre el Indico y la laguna, que tiene además numerosos “loops” o bucles que permiten acceder a otros lugares interesantes.

Toda la zona está plagada de pequeñas lagunas y en ellas hay bastante avifauna. También hay amplias zonas abiertas con pastos verdes. No vimos cocodrilos salvo el de ayer, pero si un varano. 

Paramos en Amazibu Hide desde donde con paciencia pueden verse bastantes aves.

Catalina Bay Lookout es Un mirador con buenas vistas a la laguna. Los encuentros con la fauna en los alrededores de la carretera (o en la carretera) son muy frecuentes.



El Dune Loop es un recorrido alternativo que se interna por el bosque y en el vimos un elefante solitario. El siguiente mirador que Visitamos fue Kwasheleni Tower. Hay un camino que lleva a una estructura de madera muy bien hecha en cuya cima puede disfrutarse de buenas vistas. Se ve también el Indico.


El siguiente lugar que queremos visitar son Mission Rocks. Hemos programado esta visita con la marea baja para poder ver las rocas en cuestión. Implica retroceder 16 Km hacia el sur. Para nuestra sorpresa, podemos ver un grupo de rinocerontes negros pastando tranquilamente a unos 300 m de la carretera.

 Nos alegramos mucho porque no los habíamos podido ver hasta ahora. Todos los ejemplares de rino negro que vimos tenían los cuernos cordados, imaginamos que para evitar que los furtivos acaben con ellos.

Al llegar a Mission Rocks, nos llevamos un pequeño chasco: hay muy mala mar y las rocas son prácticamente inapreciables. Por contra, disfrutamos del espectáculo de unas olas enormes rompiendo violentamente contra la costa.


El siguiente punto es uMziki Lookout Trail, un caminillo que sube a un cerrete con buenas vistas. 

Continuando la carretera hacia el norte se llega a Cape Vidal. Se trata de una zona de playa (algo salvaje) con chiringuitos dispersos. Damos una pequeña vuelta por la playa, y luego nos compramos unas coca colas con la intención de tomar un poco de pan con jamón serrano en unas mesas de picnic. He olvidado la navaja en la furgoneta y voy a por ella. Cuando vuelvo, veo como un mono (Vervet Monkry), en un ataque relámpago, arrebata a Ester el paquete de pan de molde de las manos. Sale a toda velocidad hacia un árbol cercano y nos humilla mostrando nos como devora nuestra merienda. Lo cierto es que Ester (y el resto) nos hemos llevado un buen susto.

Regresamos al sur. Hacemos el Loop Road, una pista que se interna cerca del Lago Bhangazi, en una zona bastante pantanosa. La pista luego discurre por bastantes kilómetros por una zona de paramos, con muy poca vegetación y menos fauna.

De vuelta a la carretera, coincidimos otra vez con los rinos, que se encuentran en la misma zona pero más cerca de la carretera.


Regresamos a Sta. Lucia, y vamos al extremo sur, Sta. Lucía Ski Boat Club. Un caminillo se interna entre las zonas pantanosas a través de un entarimado. Tampoco vemos cocodrilos. De regreso a la furgo nos paramos en un mercadillo de artesanía donde hay cosas realmente bonitas.


Hacemos la compra: hoy cenaremos en casa. El apartamento dispone de una barbacoa de gas tamaño XXL y nos pegamos un buen atracón de carne.




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