Norte de Etiopía (2/2)

Historia y religión. Estos dos aspectos, son los que hacen a Etiopía el país más diferente, dentro del continente africano.




Son precisamente la historia y la religión – y a también el arte, que es hijo de ambos -, el objeto entorno al que giró nuestra segunda parte del viaje. Las iglesias rupestres de Tigray y la Ciudad Santa de Lalibela.




Iglesias rupestres de Tigray



Las Iglesias de Tigray, son un conjunto único en el mundo formado por más de 150 Iglesias excavadas en la roca. Inexplicablemente, no se encuentra en la lista de Patrimonios de la Humanidad de la UNESCO.


Estas Iglesias, ubicadas en excavaciones realizadas en la roca caliza, fueron construidas entre los siglos IV y XV en una región de relieve y estética espectacular. La mayoría coincide en que el paisaje es muy parecido al de los desiertos del SW de EEUU. Se parezca o no al escenario de una película de John Ford, lo cierto es que la puesta en escena de estas gemas artísticas no puede ser más espectacular.


Gran parte de ellas requieren una aproximación compleja, y en algunos casos, debemos aplicar técnicas de escalada en roca para acceder a su entrada. Y una vez en su interior, donde raramente coincidiremos con más viajeros, nos quedaremos maravillados por sus pinturas murales, los juegos de luces entre las columnas y su densa carga espiritual. ¿Qué más puede pedirse?


La primera iglesia que visitamos fue ABREHA WE ATSBEHA. La hemos elegido porque justo el 14 de octubre, se celebra una importante festividad religiosa, el Tekemt, y hay una gran peregrinación. De hecho, al llegar allí, encontramos la explanada situada al pie del templo plagada de puestos de comida y objetos religiosos donde los fieles comen, pasean y, de paso, salvan sus almas.


La iglesia, cuyo acceso no presenta ningún problema, está situada en la cima de una colina, y data del S. IV - si bien lo que vemos hoy día es una ampliación llevada a cabo en el S X sobre la planta original del IV.


Abreha We Atsbeha es una de las más bellas entre las Iglesias de Tigray. Está dedicada a los emperadores Abraha y Atsbeha.

El templo es relativamente grande, de planta cruciforme (16x13 m) y 6 m de altura. Tiene 13 grandes pilares, y en su interior se encuentran unas preciosas pinturas murales. No vemos ningún turista.
En las Iglesias de Tigray suelen aparecer representados, aparte de la típica iconografía cristiana (los 12 Apóstoles, Adam y Eva, etc), unos personajes a los que no estamos acostumbrados, los “Nueve Santos”.


Estos Santos, son propios de la iconografía etíope, y representan a nueve Santos sirios que se dedicaron a propagar la fe cristiana por Abisinia a finales del S V.


En este mismo lugar, se encuentran los restos momificados de los emperadores Abraha y Atsbeha. Según cuentan, el último sacerdote que intento abrir el sarcófago sufrió graves quemaduras en sus manos, por lo que nadie más ha osado arrimarse.


Tras un refrigerio en Wucro, vamos a la siguiente, MEDHANE ALEM ADI KESBO, una de las más antiguas de la región.


A esta iglesia se accede, tras un paseo de 15 minutos, después de sobrepasar de un primer pórtico en el cual debemos descalzarnos. Una vez en la pared donde se encuentra el templo, atravesamos otro segundo pórtico que da paso a una especie de corredor.


Allí se encuentra la entrada a la iglesia, la cual se abre mediante un ingeniosísimo sistema que nos enseñan gustosamente.


El interior, está toscamente labrado, siendo la parte más espectacular la del corredor exterior.


Dormimos en la ciudad de HAWZIEN, en el Vision Motel (560 ETBs). El motel está limpio, en una zona tranquila. Puede tomarse una cerveza, pero no cenar, para lo cual se ha de salir a la ciudad. La oferta gastronómica es muy limitada.

La primera visita del día es la espectacular ABUNA YEMATA GUH, sin duda una de las Iglesias más bellas de Tigray. Situada en la zona rocosa de Gheralta, lo tiene todo: un acceso duro y con complicaciones técnicas (hay que escalar), una puesta en escena grandiosa – se encuentra colgada de unas enormes paredes rocosas -, y un interior sobrecogedor. No se trata sólo de la visita a una iglesia. Es una experiencia integral.


Dejamos el coche al final de la pista, donde nos encontramos con los guías locales que nos ayudarán en la ascensión. El paraje es grandioso: unas enormes paredes de caliza roja forman en ocasiones agujas inexpugnables. Y a nuestras espaldas, la llanura salpicada de acacias y casitas aisladas.


Los primeros metros del camino, discurren por terreno de moderada pendiente. Pero la cosa cambia rápidamente. Nos dirigimos justamente al collado existente entre dos paredes. Desde la posición en la que nos encontramos, parece inexpugnable.

Comenzamos a dar pequeñas trepadas. La roca es bastante abrasiva y compacta, lo cual es de agradecer.


Llegamos al punto de escalada “de verdad”. Nos descalzamos (es la primera vía sagrada que escalo), y acometemos la trepada por un muro de unos 15 m, muy vertical. Uno de los ayudantes va delante, y yo justo detrás.




Hay presas talladas que ayudan mucho, de hecho, es más fácil de lo que aparenta (III grado). Muchos de los grupos utilizan cuerda para asegurar a los visitantes.


Llegamos sanos y salvos al collado. Allí tomamos algunas fotos, y ascendemos, ayudados por unas ramas dispuestas a tal fin, hasta la parte superior, donde comienza la travesía.


Se trata de una impresionante repisa, en ocasiones muy estrecha, que, tras unos 200 m, lleva a la entrada de la iglesia. Hay un patio considerable, según la guía, unos 200 m. Al llegar, estamos totalmente solos.


Sí el entorno y la ubicación de la iglesia es impresionante, no lo es menos su interior. Tanto el techo como las paredes están repletos de pinturas murales del S XV consideradas por algunos como las más sofisticadas de la región de Tigray.


Como en casi todas, aparecen los Nueve Santos y los Doce Apóstoles, estos últimos divididos en dos grupos de 9 y 3, por razones de espacio.


Nuestro guía, nos asegura que nunca se ha producido accidente alguno en el ascenso a la iglesia, que es, objetivamente, bastante expuesto. Tan siquiera el día de la peregrinación anual, donde se juntan cientos de fieles.


Las razones por las que las Iglesias de Tigray están en lugares tan altos e inaccesibles, pueden responder a varias causas. Por un lado, la altura equivale a cercanía a Dios, siendo éste un aspecto común que aparece en muchas religiones. Otro motivo podía ser defensivo; cuanto más inaccesibles más seguras. Hay una tercera razón de índole técnico, ya que es en la parte superior de la montaña donde se encuentra la roca más blanda y, por tanto, más fácil de trabajar. Pero en el caso concreto de Abuna Yemata Guh, hay un ingrediente adicional, que es el peligro. Y, según nos comentaron, este factor es algo que se ha buscado deliberadamente para que, por unos instantes, salgamos de nuestra zona de confort y pensemos que nuestra vida depende de algo que nos supera y transciende. Dicho de otra manera, cuando ves que puedes matarte, es cuando, quizás, más te acuerdes de Dios.


El descenso resulta más sencillo de lo esperado, incluso en el tramo más vertical. Dos ayudantes, indican que apoyos utilizar, además de proporcionar un plus de tranquilidad.

En la foto siguiente, puede observarse la ruta de acceso. Es visible el collado, estando la iglesia en la vertiente opuesta (lado derecho de la foto)



Regresamos sin contratiempo a la furgo, y damos una merecida propina a los ayudantes.


El siguiente objetivo es ABUNA GEGRE MIKAEL. De mucha menor dificultad, llegar a esta iglesia tampoco puede considerarse poca cosa. Y tanto los paisajes como su interior hacen que el esfuerzo merezca mucho la pena.

El camino comienza en la población de Adi Kuo Raro, entre zonas de pastoreo y campos. Nos dirigimos directamente hacia el cantil calizo, con un enorme extraplomo… ¿Por dónde lo superaremos? Las dudas se disipan al ver una profunda canal que nos lleva a la parte superior.


La canal es muy empinada, y tenemos que trepar ocasionalmente.


Superado este escoyo, damos media vuelta y quedamos deslumbrados por el paisaje que se contempla.


Aún queda un poco más. Tras la canal, atravesamos una zona rocosa de colores y formas alucinantes. Por fin llegamos al recinto exterior. La subida, aunque corta en distancia, está bastante empinada, y se llega al templo “contento”.

El interior de la iglesia es, de nuevo, espectacular. En esta ocasión, los colores empleados por los artistas son el azul y el amarillo.


Está iglesia, se cree construida en el S XIV, y tiene planta cruciforme, soportada por ocho columnas.




Paramos a tomar una coca cola y comer el Lunch box cerca de donde dejamos la furgoneta.

En Axum, nos alojamos en el Hotel Delina, no muy céntrico pero limpio y razonablemente barato (500 ETBs la noche). El único, pero, es que no sirven desayunos, y que está en una calle donde no mola estar de noche.

Esa noche, cenamos en el Kuda, donde se sirven impresionantes hamburguesas y zumos.

El siguiente destino es YEHA. Para ello, debemos tomar un autobús y trasbordar en Adwa. Hay muchos buses que realizan la primera parte del trayecto, por lo que  cogemos uno al poco tiempo. El problema es que, antes abandonar la ciudad, para en cincuenta sitios a cargar cosas, descargar otras… Así es Africa. Nos cuesta 10 ETBs por persona (la mitad de lo que cuesta una cerveza en un restaurante). Una vez en Adwa, tomamos una segunda minivan a Yeha (en esta ocasión, hay mucha menos frecuencia). Pagamos 25 ETBs cada uno.


Una vez en Yeha, nos encontramos con que hay mercado (= fotos). En realidad, en esta población no hay mucho que ver en cuanto a cantidad se refiere, pero sí en importancia.


Si la población de Yeha es, actualmente, no más que un conjunto de casita esparcidas, en tiempos pre-auxomitas tuvo una gran importancia, ya que albergó la capital de D'mt (hace la friolera de 2800 años). Posteriormente, la relevancia política se trasladó a Axum, pero por varios siglos, Yeha fue la ciudad más importante en su entorno.


Poco queda de aquellos tiempos gloriosos, Sorprendentemente, el Templo de Almaqah permanece en un estado de conservación muy bueno, pese a su antigüedad.


De 12 m de altura y 52 hileras de bloque de piedra, actualmente se encuentra en proceso de investigación por un grupo de arqueólogos alemanes (2018).

En el templo se han encontrado números restos de Ibex, por lo que se piensa que su destino era el de ofrecer sacrificios a los dioses. También se han hallado estatuillas de plomo que sugieren algún tipo de asociación con cultos a la fertilidad.



Cerca del templo se encuentra un palacio, actualmente en proceso de restauración, así como un museo que aún no ha sido inaugurado.


Vemos el mercado, y compramos una vasija de las que se utilizan para hacer el café. De regreso, nueva lucha contra la claustrofobia en la furgoneta, una minivan de 10 plazas, y 20 pasajeros.


 Llegamos a Axum , y cenamos en Antica Cultural Restaurant.


Hay espectáculo en vivo, para locales (no hay ningún guiri). Son tres bailarines y tres bailarinas, que bailan al son de una música bastante machacona. Esta curioso.

LALIBELA y ALREDEDORES



Cuando llegamos al aeropuerto de Axum, nos comentan que no tienen internet. De hecho, no les funciona el sistema informático en absoluto, por lo que emiten los billetes al modo tradicional, es decir, con un boli.


El vuelo a Lalibela es realmente corto, no llega a media hora. Allí nos espera el transfer del hotel (200 ETBs). La ciudad está bastante lejos, a una media hora en furgoneta. Al llegar al centro nos decepcionamos enormemente. Pensábamos que Lalibela, dada su importancia turística, sería una ciudad muy coqueta, al estilo de Gondar o Axum... Pues nada de eso. Es un conjunto de calles, la mayoría sin pavimentar, y chabolos a modo de casas. Lo único que se salva (aparte de las iglesias, claro) son las casas tradicionales circulares, con el tejado de paja.


Nos hospedamos en el hotel Red Rock (56 $, dos noches, con desayuno pero sin transfer), dejamos las cosas y, ansiosos, vamos a visitar el sector monumental.


Las zonas para visitar en Lalibela, se encuentran repartidas en tres sitios diferentes: El grupo o “cluster” norte, el sur, que se encuentra separado del norte por un río no permanente – el Río Jordán - , y otro grupo que podemos considerar como externo ya que se encuentra fuera del núcleo urbano y que incluye un buen número de iglesias y monasterios en el entorno de la ciudad.


Lalibela, antiguamente llamada Roha, fue la capital de la dinastía Zagüe. Recibió su nombre actual del rey Gebra Maskal Lalibela (1172-1212), canonizado por la Iglesia etíope, que quiso construir en la ciudad una nueva Jerusalén en respuesta a la conquista de Tierra Santa por los musulmanes. Muchos de sus edificios históricos tomaron su nombre de edificios en aquella ciudad.


Nos dirigimos al cluster norte. Hay que pagar una entrada muy cara (50$), que cubre todos los monumentos de la ciudad y tiene una validez de 5 días. Los monasterios e Iglesias fuera de la ciudad no son cubiertas por este vale.

En el cluster norte hay un total de 7 iglesias. Nada más salir de la taquilla, y tras sortear unos cuantos guías, nos encontramos con la primera iglesia, una auténtica joya. BET MEDHANE ALEM (Casa del Salvador del Mundo). De todas las iglesias, ésta es la más importante desde el punto de vista arquitectónico, ya que es el mayor templo monolítico del mundo (las Iglesias monolíticas son las que están separadas de la roca 5 de sus 6 costados). Tiene una altura de 11m, y tenemos la suerte de que hay bastantes fieles locales. Tiene 36 pilares externos y otros 36 internos.


Las iglesias de Lalibela son singulares en cuanto a la manera en que se construyen. En primer lugar, se excava una zanja en el terreno rocoso, con la planta deseada, de forma que queda un bloque macizo separado del terreno. Posteriormente se vacía el interior, dejando únicamente los muros (algo así como excavar una cueva). Por último, se abren las ventanas y se ornamenta tanto interior como exteriormente.


La forma de Bet Medhane Alem, irremediablemente, recuerda a un templo griego, pero al parecer fue inspirada por la iglesia de Maryam Tsion, de Axum, y, de forma indirecta, por el Templo del Rey Salomón de Jerusalén, ya que la iglesia de Axum, era una copia de aquel.

Muy cerca de Bet Medhane Alem se encuentra BETE MARYAM, a la que se accede por un túnel. Menor que la anterior, es quizás más íntima y recogida. Destaca un pilar en su interior, cubierto por un velo y que, supuestamente, tiene grabados los Diez Mandamientos en griego y Ge’ez, así como una descripción de la manera en que fue construida la iglesia.


Pero, claro, también aseguran que el pilar creció y creció hasta el S XVI, y que no lo destapan porque sería demasiado peligroso…


En el mismo patio, hay otras pequeñas capillas labradas en la roca, como BET MESKEL.

La más famosa de todas las iglesias de Lalibela, posiblemente del país y, sin riesgo de equivocarnos, una de las más célebres de todo el mundo, se encuentra aislada del cluster, como queriendo marcar diferencias. BETE GIYORGIS, San Jorge, se ha convertido en un icono de Etiopía, y uno de los lugares más visitados del país. No faltan razones para ello.


A diferencia de los otros templos, Bete Giyorgis no está cubierta por una carpa de protección, y la razón es obvia: es demasiado bella como para que cualquier obstáculo dificulte deleitarnos con su belleza y perfección.


Tiene una altura de 15 m y la su planta es una perfecta y simétrica cruz latina.


El interior es también muy interesante, pero, como pasa con otras obras arquitectónicas, después de contemplar su exterior, el interior resulta algo soso y decepcionante (como ocurre con el Taj Majal, por ejemplo)


También visitamos la TUMBA DE ADAM, pero estaba cerrada y solo se podía ver el exterior.
Cenamos en un extraño y, pretencioso restaurante, el Ben Abeba . Se trata de una joint venture etiope - escocesa, y su forma recuerda vagamente a un gorro de bruja. Está situado en el extremo de una alargada colina. Hay tres cosas que destacar: las impresionantes vistas, la comida (el “sephard pie” es impresionante), y el frío que puede llegar a hacer en la terraza a la hora de la cena.

En el cluster sur se encuentra la más diferente de todas las iglesias: BETE GEBRIEL – RAFAEL. De hecho, esta iglesia tiene más aspecto de fortaleza que de templo.


Algunos historiadores sugieren que ésta, junto a la cercana MET MERCURIOS formaban parte de un complejo palaciego en tiempos en los que el imperio Auxamita estaba en proceso de desintegración.

BET EMANUEL es la única iglesia monolítica del cluster sur, y la más perfectamente trabajada.


BETA ABBA LIBANOS es una iglesia excavada en la roca y rodeada por un pasaje posterior, de forma que queda separada de la roca madre por todas sus caras, excepto el techo. En este video se entiende bien a lo que me refiero


En su interior hay bonitas pinturas murales, que en esos momentos estaban siendo estudiadas por un grupo de investigadores. Junto a la puerta de esta iglesia, hay un pasaje subterráneo que conduce a un edificio anexo a Bet Abba Libanos.

Por la tarde cogemos un Tuctuc para ir al Monasterio ASHETON MARYAM. Y no es moco de pavo subir en Tuctuc hasta allí, porque se encuentra 600 m más alto que la ciudad y la pista que lo comunica con Lalibela no es especialmente buena. Además, llueve y se nos ha acoplado un espontáneo que tiene la intención de hacer de guía.


Desde allí arriba, en el monte Abune Yoseph, a 3.200 m, las vistas son estupendas. El acceso se realiza a través de una estrecha brecha en la roca, y da paso a un Monasterio que, aun no siendo excepcional, sí merece la pena. Más que por el continente, por el contenido, en forma de cruces, manuscritos, biblias antiguas, etc.


Cerca de la desagradable Lalibela hay una iglesia que parecía interesante, NAKUTA LA’AB, en realidad un monasterio medieval construido por el sobrino y sucesor al trono del Rey Lalibela.


Cogemos el consabido Tuctuc (150 ETBs). Más que por la iglesia en sí, lo que es alucinante es el sitio donde se encuentra, en una oquedad de la montaña colgada en un cantil. Una pequeña cascada vierte junto a la iglesia, y genera un arroyo que desciende a un precioso y verde valle. Realmente escénico.


Al llegar no se encuentra la taquillera, pero, no hay problema, ya pagaremos luego los 350 ETBs por cabeza. A diferencia de otras iglesias que vimos, no está excavada en la roca, sino que se ha aprovechado la oquedad para luego, levantando muros de bloque, conseguir definir un espacio para la oración.


El sacerdote nos enseña con gusto todos los objetos de relevancia: pinturas, cruces, biblias…
A la salida compramos varias figurillas de arcilla. Prefiero comprar directamente a la gente que planta los puestecillos que a las tiendas.

Poco más tiempo tenemos para dedicar a Lalibela, y es una lástima, ya que en sus alrededores hay numerosas iglesias y monasterios de interés, así como la cuarta montaña más alta del país.

1 comentario:

  1. Como siempre increíble. Me dejas con ese poso de querer visitarlo. Contagias con tus increíbles fotos y te sientes inmerso en Etiopía. Enhorabuena Alberto. Me encanta

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