Cinque Terre: el Turismo de Decorados

Turismo de decorados: Dícese de aquel turismo que se desarrolla en pueblos, ciudades o parajes cuya existencia se debe únicamente a la práctica de aquella actividad.


Estos ‘decorados’ son detectables por varios aspectos muy fáciles de identificar: Nadie reside en ellos de forma permanente, sólo hay turistas y aquellos que vende, alimentan o alojan a los turistas. No encontrarás nunca a una señora comprando el pan o paseando al perro, consecuencia de lo comentado anteriormente. Y, sobre todo, lo más a lo que puede aspirarse es a tomar una bonita foto. Si las hordas de turistas dejan, claro.




Para los que nos consideramos más viajeros que turistas, la visita a estos lugares genera un enorme conflicto interno. Porque de los lugares, además de fotos, queremos llevarnos recuerdos, experiencias, también lecciones. Y en los decorados no encontraremos ninguna de estas cosas. Entonces, si tan poco nos gustan estos lugares…



¿Por qué Cinque Terre?

¿Por qué vamos a ellos?. Por lo que fueron, o simplemente porque son bellos.

Cinque Terre es una región situada en la escarpada costa del mar de Liguria (donde comienza la bota, para entendernos). Debido a lo accidentado de la orografía, los pueblos que componen las Cinque Terre han permanecido muy aislados, arrinconados entre la montaña y el mar. 


De hecho, una de las características que nos atrajo, fue que a algunos de ellos sólo puede accederse a pie, en tren, o (por supuesto) navegando.



De Noroeste a Sureste, los cinco pueblos son: Monterosso, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore.



Cosas que vimos.

En primer lugar, hay que resaltar la saturación de Cinque Terre. Teniendo en cuenta que noviembre es un mes considerado de temporada muy baja, encontramos una enorme aglomeración de gente, autocaravanas y tráfico. Por ello, es conveniente planificar un poco el viaje, o ser autosuficiente (dormir en furgoneta o autocaravana). 


Nosotros iniciamos el periplo cerca de Monterosso, concretamente en un parking que está junto a la carretera SP38.


Madrugamos bastante para evitar las hordas. El camino, como era de esperar, está muy bien trazado y presenta algunos puntos con unas vistas preciosas.


Los horarios aproximados, según la web oficial de Cinque Terre,  son los siguientes:

MONTEROSSO - VERNAZZA
Dificultad: Media
Distancia: 3,5 kilometros
Duración: 1,5 horas (marcado en blanco y rojo)

VERNAZZA - CORNIGLIA
Dificultad: average
Distancia: 4 kilometros
Duración: 1,5 - 2 horas


CORNIGLIA - MANAROLA
Dificultad: Fácil
Distancia: 3 kilometros
Duración: 1 horas


MANAROLA - RIOMAGGIORE
Dificultad: Fácil
Distancia: 1,5 kilometros
Duración: 30 minutos
Desde Riomaggiore puede tomarse el tren de regreso a Monterosso.



Conclusiones

No puedo ocultar cierta decepción, que en ningún caso es por el lugar en sí. Es la ausencia de cualquer atisbo de cotidianidad, la sensación de estar en un sitio tan poco identificado con lo que fue como las ruinas de Pompeya o la Pirámides de Giza... Sin embargo, el viaje bien merece la pena, sobre todo si se combina con la visita a otras zonas cercanas que son a menudo obviadas. Por ejemplo, Génova, Portofino o Marsella.

Esta visita refuerza la idea de que NUNCA se ha de visitar sitios de los que MUCHA genta habla MUY bien.



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