Fondos de baúl

No son sólo cajas de madera con tapa y unas bisagras. Son algo más que eso. Suelen estar en los desvanes, o escondidos en un rincón de la buhardilla. Inevitablemente, chirrían al abrirse y siempre, siempre, tienen en su interior cosas insospechadas. 



Si además, uno de estos baúles está enterrado en una isla desierta, o aparecen en una cueva, se les llaman cofres (incluso arcas). Y también esconden misterios. Siempre guardan secretos. Pero no es tan fácil como abrirlos y ya está. Requiere un buen rato encontrar algo valioso entre tantos objetos inútiles y a veces imposibles. Pero si disponemos de tiempo suficiente, y nadie entra en nuestra buhardilla a molestar, hallaremos entre adornos que nunca embellecieron nada, ropa apolillada, ceniceros de Cinzano y recuerdos de Fátima pequeñas joyas que nunca sospechábamos podían estar tan a mano. En esta entrada intentaremos quitar el polvo y sacar algo de brillo a esos tesoros, que siempre han estado ahí, pero que por cercanía o desidia nunca nos habíamos molestado en enseñárselos a nadie.




Hervás




El Valle del Jerte es muy conocido por los cerezos (entre otras cosas, claro). Y los cerezos tienen la manía de hacerse lucir sólo unos pocos días al año, cuando a todos les da por florecer de forma casi simultánea. Este mes de Abril, quisimos ser testigos de este espectáculo y por una cuestión casi casi de azar, terminamos visitando este precioso pueblo del que no teníamos información.



Hervás se encuentra en la serranía de Béjar, en el extremo Norte de Cáceres. Destaca sobre todo por su preciosa Judería: casas blancas con vigas de castaño, y fachadas revocadas de teja, forman un intrincado laberinto donde no es difícil imaginar cómo se vivía en el Siglo XV, antes de su infame expulsión.



No está de más probar los platos de la zona en “A fuego Lento”,
Puede encontrarse información en la web de turismo de Hervas

Una de molinos




La Mancha es una de esas zonas a las que cuesta ir. No sé si por ser una especie de 'Mar de los Sargazos' en la interminable travesía que cada año hacía a la costa cuando era niño, o porque carece de montañas, nunca llamó mucho mi atención.



¿He dicho que no hay montañas...? Sí que las hay, y el hecho de que sean pocas y aisladas hizo que fueran elegidas como ubicación idónea para establecer esos extravagantes artefactos que cierto ilustre caballero confundió con gigantes.

Consuegra




De nombre poco atractivo Consuegra, se encuentra a medio camino entre Toledo y Ciudad Real, y es un buen comienzo para descubrir los Molinos Manchegos.

Tan interesante o más que los molinos,  es su castillo (S. X). La visita guiada (al menos la que hicimos) resultó muy interesante y se salió del típico paseo con chascarrillos y cuatro leyendas.

Uno de los molinos es visitable, y alberga el punto de información.

Campos de Criptana






Campos de Criptana es un ejemplo de desarrollo turístico basado en su patrimonio arquitectónico. Aparte de los molinos, situados en un paraje muy fotogénico, han sabido restaurar las casas de la zona más turística, dándoles un atractivo aspecto.



Alcázar de San Juan




A poca distancia de Campos, el Alcazar de San Juan , el Cerro de San Antón tiene cuatro preciosos molinos en su cresta, Además de los molinos, Alcazar tiene un bonito centro arquitectónico.




No hay comentarios:

Publicar un comentario