Cacería frustrada en Tromso

El éxito de un viaje depende en gran medida de lo ambicioso que sea el objetivo que nos planteamos. Si, por ejemplo, lo que queremos es simplemente visitar un museo, difícilmente fracasaremos y volveremos a casa satisfechos.



La cosa cambia enormemente en caso de que nuestro objetivo esté relacionado con la naturaleza. Es cierto que resulta frustrante regresar con las manos vacías, sin la montaña que ansiábamos escalar, los animales que queríamos ver o el paisaje que deseábamos admirar.


Pero tan cierto como esto es que si tenemos suerte y triunfamos, nos veremos recompensados con una satiscacción mucho mayor.

En nuestro viaje a Tromso, tuvimos una de cal y otra de arena. Esquiamos, sí, quizás no tanto como queríamos, pero algo pudimos (ver el blog de montaña). Pero otro de los objetivos del viaje, quizás el más deseado, era ver auroras boreales… y en este caso nos dieron una de arena.


¿Por qué Tromso?



Tromsoya es una isla situada junto a la costa de Noruega, en el Círculo Polar Ártico a 69º de latitud. Se encuentra unida al continente y a la isla de Kvaloya por sendos puentes. Tromso es la séptima ciudad mayor del país y resulta llamativo que en estas latitudes haya una población tan grande (72.000 almas). Tiene universidad y es uno de esos lugares que desprende una sensación de prosperidad.


Vale, pero ¿Qué se nos ha perdido por allí?. Básicamente, y como decía al principio, la nieve y las auroras boreales. Tromso es uno de los mejores lugares del mundo para presenciar este espectáculo de la naturaleza, no tanto por la exclusividad de su situación como por su facilidad de acceso: por estas latitudes no abundan los aeropuertos, y el de Tromso está muy bien comunicado con Oslo.


Sin embargo, otros factores como la cercanía al mar y el relieve escarpado provocan que el tiempo sea muy inestable y que, por tanto, las posibilidades de ver auroras disminuyan. Con respecto a la nieve, de eso no faltó. En la entrada del blog apcabana se explican los pormenores del esquí nórdico o de fondo en Tromso.


Pero, como casi en todos los viajes, hay otras cosas que no esperabas y que al final son las que más disfrutas. En este caso, fue el paisaje. Sabíamos que Noruega no es un monótono llano blanco, como ocurre con Finlandia, pero jamás imaginé que encontraríamos un relieve tan escarpado.


Y lo más sorprendente es que estas bravías montañas nevadas, tienen sus faldas en el mar.

Cosas que vimos



La época del año en que se viaja por estas latitudes condiciona mucho las actividades y los objetivos que podamos plantearnos. Nosotros estuvimos a finales de marzo, en una semana sin luna. Teóricamente, perfecto para practicar la caza.

Cazando auroras boreales



Existe multitud de webs donde explican este fenómeno y dan consejos sobre cómo disfrutarlo al máximo. Así que no entraré en detalles, más allá de los siguientes:
  • Aprovechar los meses con menos luz (entre últimos de septiembre y últimos de marzo)
  • Elegir noches sin luna
  • Alejarse de la contaminación lumínica
  • Consultar alguna web de previsión de auroras. Nosotros recomendamos esta. La mayoría de ellas, predicen el índice Kp que estima, en una escala del 0 al 9 la actividad de las auroras.

Existen agencias en Tromso que organizan tours para ver auroras. Aparte del coste (unos 100€), es desaconsejable por bastantes más razones, según nos han comentado otros viajeros que han elegido esta opción: Haya o no haya posibilidad de observarlas, si has pagado estarás toda la noche mirando al cielo, fuera del bus, pasando un frío de mil demonios, junto con un montón más de gente. Por otro lado, se pierde la experiencia de ser uno mismo quien elija el escenario que más le agrada, esperar en el coche junto con tus compañeros de caza, escuchando la música que más te gusta… En definitiva, si se tiene vocación de borrego (de borrego rico, para más señas), la opción de la agencia es la más adecuada.


Vale. Decidimos ir por nuestra cuenta. La noche está clara y la previsión es optimista. ¿Dónde vamos?. Existe alguna web en las que se aconsejan lugares para ver auroras. Sin poner en duda que sean unas excelentes localizaciones, lo más probable es que estén petados de turistas ruidosos que iluminan con su linterna la nieve, dan grititos si finalmente aparece una... Nuestro consejo es consultar un mapa, elegir un lugar donde no haya poblaciones y buscar el escenario que más nos guste. Lógicamente, a mayor horizonte visible, más posibilidades. Cerca del mar, tenemos garantizado un espacio abierto e ilimitado.


Si lo que queremos es hacer fotos, merece la pena leer esta guía, donde explican en detalle cómo configurar la máquina, y cómo proceder. Un consejo: si tenéis la suerte de presenciar una aurora “brutal”, intentar captarla con la cámara está bien, pero no renunciéis a disfrutar ese momento por hacer una bonita foto. Al fin y al cabo, en internet hay miles, y mucho mejores que las que podemos llegar a hacer la mayoría de los mortales.


Por lo que a nosotros respecta, sólo tuvimos una noche despejada en la que no hubo gran actividad. Pese a ello, y como puede verse en las fotos, algo se pudo hacer. Lo cierto es que, a simple vista, la luminosidad de las auroas era prácticamente nula. Pero una larga exposición, hace que en las fotos surjan colores que no llegamos a ver con nuestros ojos.

Tromso


Tromso es la ciudad que se encuentra en la isla de Tromsoya. La isla es relativamente pequeña, de unos 10x3 Km, y está sorprendentemente poblada. Su situación entre el continente, del cual dista sólo 1Km, y la isla Kvaloya (a otro kilómetro de distancia), hacen que sea un lugar abrigado y perfecto como puerto. De ahí la prosperidad y densidad de población de Tromso.


La ciudad en sí es muy agradable, con bonitas plazas y algunas estátuas de personajes que seguro nos resultarán familiares.


Museo de la Universidad de Tromso



Este moderno museo se centra en la historia natural,  la vida tradicional y moderna sami, el arte eclesiástico y una pequeña sección sobre los vikingos. En la planta baja, se exponen algunas muestras que nos hacen reflexionar sobre la situación actual de la naturaleza ártica. La entrada cuesta 60 NOK, y es posible un bono combinado con el Museo Polar.

En el momento de nuestra visita, una curiosa exhibición de animales imaginarios (y que, por cierto, daban bastante mal rollo) daba  un punto de humor y originalidad



Museo Polar

Justo en la entrada del museo, nos encontramos una “bonita” colección de cañones-arpón. Es un adelanto de lo que encontraremos en el interior del museo, y empezaremos a asumir que ciertas cosas, como la caza de ballenas, focas y otras criaturas árticas, se ven de manera diferente en estas latitudes.

El Museo Polar se encuentra junto al puente de Tromsdalen (barrio de la zona continental). En su interior, podemos observar cómo era la vida de los primeros cazadores y exploradores de estas latitudes. Aunque hay que comprender que las cosas son diferentes a como lo eran hace un siglo, la caza de bebés foca u osos polares no deja de parecerme una barbaridad, sea cuando sea que se produzca.


Otras muestras más agradables, recogen material de las incursiones de Amundsen por estas tierras.

Catedral Ártica
Situada en Tromsdalen, esta curiosa y vanguardista iglesia construida en 1965, recuerda vagamente a la Ópera de Sidney. Destaca la vidriera y el órgano.



Teleférico.

Un teleférico lleva desde Tronsdalen a una cumbre cercana de 421 m de altitud. Existe un restaurant que (según parece) no es escandalosamente caro en un país donde todo lo es. Puede subirse también a pie o con raquetas, depende de la nieve que haya.


Alrededores de Tromso.



Merece la pena perderse por las carreterillas secundarias. Para los mediterráneos como nosotros, tiene el aliciente de conducir la mayor parte del tiempo sobre nieve y hielo, algo a lo que sin duda no estamos acostumbrados.



Un par de recorridos destacables: En la isla Kvaloya, carretera FV57. Se pasa junto al lago helado de Storvatenet para luego descender a la encantadora playa del Vagbotn Fjord




Otra ruta recomendable es la que va a Oldervik, en la zona continental.


Se trata de un pequeño puerto pesquero, donde aparte de las vistas poco más puede hacerse.

La carretera FV53 va junto a la costa, y pueden verse dos cosas que tampoco se ven cada día: un submarino (supongo que no está siempre), y una plataforma petrolifera.




Un poco de logística.


Norwegian ofrece vuelos muy baratos a Oslo. De Oslo a Tromso, también fuimos con Norwegian, y el coste fue de 98€ la ida y 124€ la vuelta. Con un poco más de flexibilidad de horarios, puede obtenerse mejores precios. El primer tramo hasta Oslo, son 3h 45', y de Oslo a Tromso 2 horas más. Merece la pena situarse en la ventana, especilamente en el segundo trayecto.


El alojamiento en Tromso, al igual que todo lo demás en este país, es MUY caro. Dentro de esa máxima, hay lugar para buscarse la vida y no arruinarse. Nosotros nos alojamos vía Airbnb, en casa de Mona. La experiencia resultó, como casi siempre en esta modalidad de alojamiento, muy grata e interesante. La casa está en Tromsdalen, a poca distancia de la catedral y es acogedora y caliente. El marido de Mona es un ballenero retirado que estará encantado de ensañaros fotos gore de su pasado de mata-cetáceos.


He de decir que nunca se me pasó por la cabeza que terminaría compartiendo techo con un arponero. Hay otras opciones, como couch surfing, modalidad de la que otros viajeros nos han hablado muy bien. Una de las ventajas que tiene hospedarse haciendo servir la ‘economía colaborativa’ es que podemos cocinar. En caso de facturar una maleta, vale la pena llevar comida. Si compramos en el super, calculad que es el doble de lo que cuesta por aquí.


La opción de alquilar coche es muy conveniente. Si bien es cierto que podemos acceder a casi todas partes en Bus público, esto nos limitaría bastante en cuestión de horarios, y nos obligaría a cargar todo el día con el equipo y/o las mudas necesarias. Si además queremos ver auroras, resulta imprescindible. Hay empresas de alquiler en el aeropuerto y en la ciudad. A mayor antelación en la reserva, mejores precios. Nosotros alquilamos, sin reserva previa, un golf, y nos salió bastante caro (unos 100 € al día).

Si se quiere alquilar material de esquí de fondo o raquetas, es posible alquilarlo en TROMSO OUTDOOR por unos 28€ el día (equipo de fondo completo). Pero solo material clásico, y fijaciones NO Salomon SNS. El coste de transportar los esquís es de xx€ por lo que, definitivamente, no merece la pena alquilar in situ.

Conclusiones


Nuestro objetivo en este viaje era doble: practicar el equí nórdico o de fondo, y ver auroras. El primer objetivo, se vio cumplido, si bien es cierto que Tromso y alrededores no es el mejor lugar para practicarlo en estas latitudes. De todo ello hemos dejado información detallada en nuestro otro blog de montaña.


Con respecto a las auroras, tampoco puede decirse que hayamos triunfado. En vista de estos dos objetivos, podría decirse que el viaje no cumplió sus expectativas… Salvo que, como suele ocurrir, los objetivos y expectativas que se tienen a priori cambian o aparecen otros factores con los que no contábamos.


El paisaje, la nieve omnipresente, las noches esperando auroras en el coche mientras compartíamos conversación con otros viajeros, las montañas… Todas estas cosas y momentos, no estaban previstos y, al final, tuvieron un gran peso a la hora de valorar el viaje en su conjunto. Una valoración que, sin duda, pasa con mucho del notable.

Seguiremos explorando nuevos territorios de caza y nuevas pistas para deslizarnos.



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