Polonia 2 punto 0

En 1.990, coincidí con unos polacos en un encuentro internacional universitario. Con sus pantalones de tergal beige pasados de moda, bigotillos y peinados con ‘raya a un lado’, parecían venir de un país lejano (en el tiempo).



Unos pocos años después, visité Polonia, donde ya se veían menos personajes como aquellos, pero aún se respiraba un ambiente algo rancio en aspectos como el urbanismo, los comercios, los coches… Veinte años después, Polonia es otro país, una versión 2.0 de la Polonia post-comunista de los 90.



Por qué Polonia y por qué el recorrido que hicimos?




Para un viaje “relámpago” como el que hicimos, lo más razonable era enlazar lugares fácilmente accesibles en transporte público, y rápidos de llegar. La moderna red ferroviaria, recientemente renovada, permite recorrer el triángulo formado por Gdansk, en el Norte, Poznan en el Oeste y Varsovia en un fin de semana largo largo o puente. De propina (de paso, en realidad), Malbork, un patrimonio de la humanidad digno de ser visitado.


Cosas que vimos.


Malbork


Tomamos el tren a Malbork muy pronto en la mañana. La idea es llegar antes de las 10, que es la hora en que abren el recinto. El tren es muy cómodo, el trayecto dura 2h 20’ y cuesta  12 €.


Malbork se encuentra a unos 70 Km al sur de Gdansk y a 300 al Norte de Varsovia. Tuvimos el estupendo recibimiento de una ciudad nevada y un cielo azul precioso.

El castillo de Malbork (la ciudad no tiene gran cosa para ver) fue fundado por los caballeros Teutónicos en el Siglo XIII, y es, en realidad, un recinto amurallado que contiene el castillo en sí y otras construcciones.


Los Teutones era una orden católica - militar parecida a los Templarios. El castillo es la fortaleza gótica más grande de Europa y se erigió para ser la sede de la Orden Teutónica en el siglo XIV.
La entrada incluye una completa e interesante audioguía. Malbork está formado por tres secciones diferentes: el castillo alto, medio y bajo, separados por fosos y torres


Lamentablemente, el recinto fue duramente castigado durante la Segunda Guerra Mundial, aproximadamente el 50% quedó en ruinas.

Gdansk.


A orillas del Báltico, Gdansk es el puerto más importante de Polonia, su 6ª ciudad en tamaño y escenario de algunos de los acontecimientos más relevantes de la reciente historia de Polonia.
Se accede fácilmente desde Malbork en tren.


Es una ciudad típicamente centroeuropea, cuya estructura urbana proviene de la Edad Media.

La calle Dluga es muy agradable, con algunas casas modernistas destacables.


Al final de esta calle nos topamos con el canal, donde hay un bonito paseo con restaurantes y bares.


La grúa (Zuraw) medieval es un interesante ejemplo de la ingeniería de aquellos tiempos.
El museo marítimo se encuentra frente a la grúa y su visita merece la pena.



El Astillero de Gdańsk (Stocznia Gdańska), alberga el museo del movimiento Solidaridad, un modernísimo edificio que contrasta con la original entrada a las instalaciones, de aspecto comunista.


Las iglesias de la ciudad (hay muchas) son casi en totalidad de ladrillo.



Poznan


Antigua capital, Poznan se encuentra a medio camino entre Berlín y Varsovia. La Plaza Mayor es una de las mayores de Polonia, y probablemente una de las más raras.


No es frecuente encontrar en el interior de una plaza otras edificaciones, calles, e incluso el ayuntamiento.
Unos horrorosos edificios de hormigón restas algo de encanto.
Koziołki, Los cabritos, son el símbolo de la ciudad y asoman cada mediodía en la torre del Ayuntamiento y se pelean un rato para goce de los niños.



El parque Cytadela, está situado al Norte del centro, y es un agradable paseo.


El cementerio nos recuerda de nuevo la agitada historia de este país, especialmente en el S XX

Varsovia


De regreso a la capital. En esta ocasión, no recorrimos la ciudad ayudados de una guía y un mapa, como suele ser habitual. Se trataba de un regalo, pero lo cierto es que Warsaw behind the scenes resultó (aparte de la puesta en escena) una experiencia muy enriquecedora.


Acompañados de un guía, el tour se realiza en un antiguo Cult Żuk, un coche de bomberos de la época comunista.


La idea es visitar los escenarios donde se desarrollaron los acontecimientos más relevantes de la historia de la ciudad, y ver rincones habitualmente pasados por alto por los turistas.


La segunda guerra mundial, la vida en el gueto y la posterior etapa comunista fueron los aspectos en los que se centró el viaje.



Las explicaciones que escuchamos y los lugares que visitamos hacían pensar que toda la locura de la segunda guerra mundial fue hace mucho, muchísimo tiempo.


El recientemente abierto Museo Judío de Varsovia estaba cerrado, pero su exterior, especialmente con la nieve, era espectacular.


Y por supuesto, el Palacio de la Cultura y la Ciencia, quintaesencia de la arquitectura Sovietica. Un edificio mucho más apreciado por los visitantes que por sus vecinos.


Logística


Los trenes, como ya comentamos, son rápidos (al menos las nuevas líneas) y razonablemente fiables.

En general, todo nos pareció bastante barato. Los hoteles, buenos y bien situados, nos salieron por unos 30€ la noche. En Poznan, "Sleep in Hostel & Apartments” queda muy cerca de la plaza y tiene una muy buena relación calidad-precio.

En Varsovia nos alojamos en Oki Doki Hostel (36€), una referencia para mochileros, ambiente muy agradable y decoración sorprendente. Nos invitaron a unas cervezas y a desayunar solo por comentar que celebrábamos un cumpleaños…


Y puesto que estábamos de cumpleaños, una cena diferente en U Kucharzy antigua cocina de un hospital y hoy, restaurante con aires vanguardistas, y una copa en la última planta del Mariot.



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