Japon (III). Kyoto

En Hiroshima aprendimos bastantes lecciones, y la mayoría de ellas no dicen gran cosa de nuestra especie. Una de ellas, es que Kyoto fue un objetivo preferente para arrojar la bomba atómica.



Lo peor de todo, lo que resulta inconcebible, son las razones por las que se consideró perfecta para llevar a cabo la matanza: su extraordinaria belleza, el legado histórico o el significado que tiene para la cultura japones. Pero también el nivel cultural de sus habitantes, el cual les haría entender más fácilmente el significado de esta nueva arma.


Finalmente, la segunda bomba cayó en Nagasaki y afortunadamente, Kyoto sigue siendo la bella y culta ciudad que siempre ha sido. Merece la pena leer este enlace.



La ciudad nos recibe con la visita de Talim, una tormenta tropical que llevaban pronosticando desde hace días. Afortunadamente, parece que no es para tanto y decidimos desobedecer los consejos de permanecer en casa, y salir a visitar Kyoto.


La primera impresión que recibimos es que aquí sí, se trata de un destino turístico de primer orden. Si hasta ahora no habíamos "gozado" del turismo de masas, a partir de Kyoto la cosa cambia.

CASTILLO DE NIJO-JO


Del S. XVII, este castillo es una muestra del poderío de los caballeros Shogun, que en algunos momentos hacían sombra a los mismísimos emperadores.

Los shogún eran generales que actuaban como dictadores gubernamentales, mientras que los samurái eran caballeros japoneses preparados para luchar hasta la muerte por sus señores, a quienes les juraban lealtad infinita.


Se trata en realidad de un complejo palaciego y defensivo rodeado por un foso. Destacan los preciosos jardines.


El Palacio Ninomaru es uno de los principales edificios. Podríamos considerarlo la antítesis de un palacio versallesco. Aquí la sutilidad y la simpleza, son los protagonistas.


Las habitaciones son de suelo de tatami y paredes de celosía de papel o madera.


Los elaborados y minuciosas pinturas, no sólo tienen una finalidad estética: según la función de cada sala, intentan transmitir a los visitantes un mensaje.

Los paneles explicativos son excelentes, y merece la pena leer todos y cada uno de ellos.

JARDINES DEL PALACIO IMPERIAL


El tiempo aguanta, y lo más que está provocando Talim son unos cielos apocalípticos muy favorecedores para las fotos. Enfilamos hacia los Jardines del Palacio Imperial, una auténtica ciudad amurallada en el interior de Kyoto.


En su interior, otros dos recintos amurallados: el Palacio Imperial y el Palacio Sento Gosho (en este último, hay que pedir cita previa en su misma entrada).

El Palacio Imperial es justo lo contrario de Versalles. De madera negra, suelo de tatami y paredes de papel, es tan austero como bello.


Los jardines, espectaculares.


El Palacio Sento Gosho, está destinado a albergar a los emperadores retirados. De arquitectura y materiales similares a los que hemos visto anteriormente, los jardines no tienen nada que envidiar a los del palacio de los emperadores 'en activo'


TEMPLO HEIAN JINGU


Este gran templo, tiene un enorme Torii situado no en su misma entrada sino a unos cientos de metros, en la calle que conduce a su entrada.Es de finales del XIX

Nanzen-Ji es otra zona de templos que no visitamos... ya es tarde y parece que llueve. Lo cierto es que los horarios de visita en Japón son algo escasos, de 9 a 16:30, y a veces se quedan cortos.

GION


Es el "barrio de las Geishas", formado por callejuelas estrechas y casas de madera. Y, sí, hay Geishas.


Cuando se lee la guía de viaje de esta zona, se tiene una sensación extraña.


Con comentarios del tipo "las Geishas son más fáciles de ver a las 6 en la zona x, suelen ir en pareja y se las distingue por sus atuendos y maquillaje característicos", da la impresión de estar describiendo la mejor manera de avistar a un cetáceo o un león de la sabana.


Esta sensación se vió incrementada (y confirmada como realidad) cuando vimos una Geisha y un montón de turistas persiguiéndola cámara en mano. Patético.

EL BOSQUE DE BAMBÚ


Precedido de una gran fama, y sin negar su belleza, el Bamboo Groove nos decepcionó bastante. Es hiperturístico, y quizás lo que más disfrutamos fue observar a los japoneses ataviados con trajes tradicionales posando entre los bambús.


Algo que nos ha sorprendido bastante de este pais, es que la gente viste de forma bastante habitual sus trajes tradicionales. En el caso de Kyoto, esta circunstancia es especialmente frecuente.

EL TREN A KAMEOKA


De forma bastante casual, tomamos el tren turístico a Kameoka.


El recorrido es muy espectacular, junto al río Kastura. El pueblo en cuestión, no tiene gran cosa para ver (un supuesto templo Ninja y nada más), pero el recorrido merece la pena. Regresamos en un tren normal.

JOJAKKO-JI es otro templo que merece la pena visitar, especialmente en otoño. Sus jardines son preciosos.


KINKAKU-JI


El "Golden Palace" es el lugar más fotogénico y fotografiado de Kyoto, y posiblemente, del resto del país. Llegamos tarde, justo antes de cerrar, y pese a ello estaba saturado de turistas. La luz, a esa hora del día, es perfecta.


La pagoda recubierta de pan de oro, a orillas de un precioso lago y rodeado de espectaculares jardines, es a nuestro juicio uno de los lugares más bellos que haya creado el hombre.


ZONA DE LA ESTACION


La estación de tren de Kyoto es obra de Hiroshi Hara y es uno de los edificios modernos más importantes de la ciudad.


Es especialmente estético desde dentro.


La torre de Kyoto tiene su correspondiente mirador. Si bien las vistas son estupendas, esta ciudad no es tan espectacular como otras, del tipo Tokyo o Osaka.

Higashi Hongan es un zona de templos que abarca una gran extensión.


Lo que podemos ver hoy es de 1895, pero fue construido sobre otros templos previos.
Otra cosa que nos gustó es que es gratuito.

SANTUARIO FUSHIMI INARI TAISHA


Inari es una deidad japonesa, diós del arroz y patrón de los comerciantes. En su honor hay cerca de 32.000 templos en el país, pero es este uno de los más importantes y sin duda el más espectacular.
Hay dos aspectos que hacen peculiar a este santuario.


Su ubicación, al pie del monte Inari, hace de su visita una suerte de trekking en el que no es raro caminar más de 3 ó 4 horas. Por otro lado, la presencia de miles de Toriis en todos los caminos y en todo momento crea un aspecto estético formidable


La razón de la presencia de miles de toriis tiene que ver con la propia deidad a la que se venera. Al ser patrón de los comerciantes, resulta práctico construir un torii en su propia casa.


Sorprende también la presencia de kitsune o esculturas de zorros, a menudo con una llave o un manojo de arroz en la boca.

El zorro es el mensajero del diós Inari, y la llave en la boca representa el lugar donde se guarda el arroz, símbolo de la prosperidad.


Fushimi Inari no tiene horarios de cierre, está siempre abierto. Dada la afluencia de público local y foráneo, es recomendable acceder lo antes posible.


En nuestro caso, estábamos allí a las 8 de la mañana, y ya era algo tarde.

Otros templos que visitamos en Kyoto fueron Ninna-Ji, donde vimos cómo se cuidan y mantienen los jardines zen.


Ryoan-Ji es uno de los más afamados templos de Kyoto, especialmente famosos por su jardín Zen.


Quizás teníamos las expectativas muy altas, o simplemente, no supimos apreciar la sublimidad del jardín, pero lo cierto es que nos dejó algo indiferentes.



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