Japón (I): Los Alpes Japoneses

La globalización dificulta cada vez más encontrar sociedades que se alejen del estándar al que estamos acostumbrados en occidente.


 

El exotismo, está reñido con la globalización, y a medida que el  desarrollo de un país aumenta, disminuye la probabilidad de que, aquello que vemos, nos sorprenda.



En otras palabras: los países ricos son bastante homogéneos. Pues no. Japón es rico, sus habitantes, adictos a la tecnología, y, sin embargo, sus patrones sociales y culturales son tan diferentes a los nuestros como podrían ser los de Camerún.



Al margen de la sociedad, que bien merece una visita, Japón alberga jardines exquisitos, cordilleras montañosas espectaculares y arte casi en cada rincón.


Japón es enorme. En línea recta, la distancia que hay entre su punto más septentrional (Sapporo) y el más meridional (Yinaguni, cerca de Taiwan) es de 3.065 Km en línea recta. Dos consecuencias de ello son, por una parte, la gran variedad de climas, que van del subtropical de la isla Okinawa, a la severidad de Sapporo. La otra es la imposibilidad de ver todo el país en una única visita, salvo que se disponga de muchísimo tiempo.


Por ello, en esta primera visita, nos centramos en la isla de Honshu, la mayor y más importante del archipiélago.


El viaje tuvo tres etapas. En una primera, recorrimos la zona montañosa de los Alpes japoneses, moviéndonos y viviendo en una cámper. Es ésta la fase del viaje que se recoge en la entrada que estás leyendo.


En la segunda, desplazándonos en tren, visitamos las ciudades más relevantes de la isla, así como sus principales 'highlights'. Por ultimo, Tokyo.


Lo cierto es que cada una de estas etapas, bien merecerían un viaje dedicado, ya que nos dejamos bastantes cosas por ver.

LOS ALPES JAPONESES.




El término 'Alpes', fue acuñado por el Reverendo Walter Weston, un predicador inglés que combinaba la salvación de almas con el montañismo, y que es considerado el introductor de esta actividad (la segunda de ellas) en el archipiélago . Al contemplar las montañas de Honsu central no pudo evitar trazar paralelismos con la cordillera europea, y así se han quedado, al menos para occidente.

Se trata en realidad de tres cordilleras diferentes, salpicadas de volcanes. El más célebre e icono indiscutible del país es el Fujisan, al cual dedicamos una entrada en el blog de montaña.


Alcanza una altura de 3.776 m y es el techo del país.

COSAS QUE VIMOS.

Región de los cinco lagos

Uno de los principales Highlights de los alrededores de Tokyo. Si las nubes lo permiten, el Fuji será el fondo perfeco para esta preciosa zona lacustre.


Existen bastantes caminos para hacer. Nosotros hicimos el "Panorama Dai", situado entre los lagos Saiko y el Kawaguchi. Impresiona las dimensiones de las Criptomeria japonesa, la conífera local.
Como todo en Japón, los caminos están perfectamente valizados y señalizados, y huelga decir que es imposible encontrar un papel o restos de cualquier tipo.


Fujiwaguchiko es el Chamonix de los Alpes japoneses, punto de partida para acometer la ascensión al Fuji. Es un buen lugar, si no obligado, para recopilar información, comprar o alquilar material o cualquier otra gestión relacionada con el gigante nipón.

Ascensión al Fuji

La ascensión al Fuji, por el Fujinomiya Trail está descrita en otro blog.


Matsumoto


Matsumoto es famoto sobre todo por su Castillo. Y aquí nos encontramos una de las diferencias que más nos han llamado la atención en la arquitectura japonesa.

Visto de lejos, a ojos de un europeo Matsumoto es cualquier cosa menos un castillo. Tiene foso, sí, y no parece especialmente ‘atacable’. Pero para nada coincide con la idea de casillo europeo de esa época (1594).


Sin embargo, una visita a su interior, desvela su carácter defensivo.

En la ciudad destaca también el museo incluido en la entrada del castillo, y un par de calles cerca del río (Nawage Dori), con casas de madera y bastante ambiente.


Tenemos la suerte de coincidir con el día de puertas abiertas de un centro cultural, donde hacemos gratuitamente bastantes actividades: caligrafía japonesa, ceremonia del té, origamis… Incluso emulamos a los Ninja tirando con cervatana.

Primer contacto con un Onsen


Un Onsen no es un tipo de oso, o comunidad indígena. Un Onsen es un baño tradicional japonés.
Se trata de una experiencia que no debe perderse en un viaje a Japón, y de hecho nosotros la repetimos bastantes veces.


Este tipo debaños, cumple la misma misión que los baños públicos en los países islámicos, o en la antgua Roma (entre otros). Es decir, higiene y relaciones sociales en un 50% cada una.

El primero que visitamos, se encuentra entre Matsumoto y Takayama, en la carretera 158, que por cierto, pasa por unos lugares preciosos, repletos de bosques.

Cómo funciona y cómo comportarse en un Onsen está explicado en esta web, con todo lujo de detalle.

Takayama


No tuvimos nada de suerte con el tiempo en esta ciudad, apodada como ‘Pequeño Kyoto”. Sin embargo sí que disfrutamos de sus callejuelas con casas de madera en casi absoluta soledad.
Merece la pena husmear un poco en las tiendas y teterías para ver cómo son las casas tradicionales por dentro.


El Takayama Shōwa-kan Museum es un sorprendente museo vintage, sobre la vida cotidiana japonesa en los años 60 y 70.


Hay un poco de todo: juguetes, muebles, tiendas y reconstrucciones de hogares o escuelas de aquella época.


Puede jugarse a Pachinkos primitivos. El Pachinko es un curioso juego, parecido a un pinball pero en vertical, al que son adictos los japoneses.


Hay enormes centros de pachinko en todas las ciudades, donde no gusta mucho que se hagan fotos, por cierto…


Ya en las afueras de la ciudad se encuentra Higashiyama Yūhodō, una zona de templos al que Takayama debe su apodo.


Lo cierto es que llueve a cántaros y no disfrutamos de la zona tanto como deberíamos. En este enlace viene perfectamente descrito

Shirakawago



Enfilamos hacia la zona de Shirakawao, famosa por la arquitectura gassho-zukuri. Shirakawago y la aldea vecina de Gokayama son patrimonio de la humanidad y recomendamos su visita. Para llegar allí, tomamos una carretera secundaria (MUY secundaria, la 360). Recomedamos esta opción, si bien hay que advertir de que el coche apenas cabe y que la vegetación se abre camino a través del asfalto en muchos tramos. Perfecta para una noche de lluvia intensa.


La arquitectura gassho-zukuri consiste en unas casas bastante grandes, construidas en madera, y con un tejado de ramas muy grueso y empinado, pensado para ser eficiente en las duras condiciones invernales.

Se trata de un lugar muy turístico, y si estamos pensando en captar la esencia rural de Japón, nos llevaremos un buen chasco.


Estéticamente es realmente espectacular, con las casas rodeadas de arrozales.

Es muy recomendable ir a primerísma hora antes de que los autobuses colapsen con fotógrafos selfies todo el conjunto.

Ainokura es otra aldea con este tipo de casas. Sin ser tan espectacular, resulta en el fondo más agradable al no ser tan visitada.

Jigokudani Monkey Park


 
Supongo que todos hemos visto algún documental donde unos monos se bañan plácidamente en una laguna termal, mientras fuera nieva. Monos, nieve, agua… son tres conceptos que no ligan nada. Pues en Jigokudani cuadra perfectamente.


Para llegar a este parque, cruzamos un precioso puerto de montaña, en cuya bajada se encuentra el camino de ascensión al Yake Dake, un volcán que tenía muy buena pinta.

El parque en sí se limita a un camino que llevas hasta un pequeño centro de interpretación y a la piscina donde se bañan los macacos en invierno.


El macaco japonés es el primate que vive más al norte (a excepción de los humanos, claro). En este caso, además de la latitud, hay que tener en cuenta que habitan en un terreno de alta montaña, donde los inviernos son muy rigurosos.


Para sobrevivir en este entorno, los macacos japoneses han desarrollado un grueso pelaje y una afición a los Onsen que nada tiene que envidiar a la de sus primos humanos.

Los monos ignoran totalmente a los visitantes, y pasan cerca de uno con total naturalidad.
Merece la pena pasar un buen rato observando sus continuas muestras de cariño…


Y de hostilidad.
Un lugar perfecto para hacer fotos.

Nagano


Esta ciudad es famosa por dos motivos: haberse celebrado los Juegos Olímpicos de Invierno en 1998, y albergar uno de los templos más venerados de Japón, Zenko Ji


Este conjunto religioso, es importante por albergar la primera figura de Budah del país. Esta estátua, no es visible al público, de hecho, nadie está autorizado a verla. Cada 6 años se expone una réplica.
Debajo del altar se encuentra la Llave del Paraiso. Pero no será fácil alcanzar este objeto metálico. Para ello, se deberá recorrer totalmente a oscuras un pasillo subterráneo con curvas. A tacto, se llega a una pieza metálica (la Llave) la cual hay que agitar. Esta experiencia, a medio camino entre Indiana Jones y el Tren de la Bruja nos ayudará a obtener la salvación.


El complejo religioso es enorme, y aparte del templo principal hay 38 edificios más en una superficie de 59.000m2

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