BOSNIA Y LAS CICATRICES DE LA GUERRA

No era la primera vez en los Balcanes. Albania, Croacia, Macedonia, Montenegro, Kósovo y Serbia ya fueron objeto de otros viajes de mayor o menor duración. En todos ellos, la guerra de los 90 había dejado marcas visibles en las poblaciones y en sus habitantes. Pero es en Bosnia donde el pasado nos asalta en cada esquina en forma de memoriales, muros acribillados y casas desguazadas en las que casi puedes sentir el olor a quemado.



Pese a la presencia de ese pasado negro, Bosnia ofrece algunos de los paisajes más exóticos de Europa, ciudades donde los Otomanos, el imperio Austrohúngaro y el régimen de Tito ha creado una mezcla imposible de mezaquitas, iglesias y edificios brutalistas.


Restos de la Guerra Fría

Es abril de 2025 y el viaje comienza marcando perfil. Durante el vuelo, un rayo alcanza al avión - no es tan raro ni peligroso -  y nos llevamos un buen susto. El aterrizaje en Sarajevo tampoco deja indiferente por el fuerte viento.

Tras recoger el coche en PAYLESS, enfilamos hacia nuestro primer destino, Konjic

Esta ciudad  pequeña o pueblo grande (unos 20.000 habitantes) tiene un precioso puente de 6 arcos sobre el río Neretva. Lo que vemos hoy en día es uns reconstrucción, ya que fue destruido en la WWII.

 Pero no es el puente lo que nos ha llevado hasta aquí. La razón es un impresionante bunker construido por el régimen de Tito. Este enorme refugio antinuclear subterráneo fue mandado construir por el presidente Josip Broz Tito como autoprotección en caso de guerra nuclear. El nombre técnico es Atomska Ratna Komanda D-0 o ARK D-0.

El mariscal Tito vivía obsesionado con la seguridad. Yugoslavia sostenía una posición estratégica delicada al formar parte de la liga de países no alineados. El miedo a un posible ataque nuclear durante la Guerra Fría lo llevó a mandar construir un búnker donde poder refugiarse. La entrada es bastante cara, 20€. Pero no nos lo podemos perder. Desde la valla de entrada nos llevan en bus hasta la puerta del bunker. Una guía en estricta vestimenta islámica nos explica en un inglés trepidante cada uno de los detalles del bunker.

Se accede por un largo pasillo de 220 metros que desciende 280 metros bajo tierra. Para entrar hay que traspasar tres puertas blindadas de un metro de espesor. Es la segunda infraestructura más cara heredada de la antigua Yugoeslavia, con un presupuesto total estimado en 4.600 millones de dólares. Dispone de depósito de agua potable, un acceso subterráneo al agua del río, tres centrales eléctricas con sus respectivos depósitos de petróleo, cinco centros de comando equipados con los típicos teléfonos rojos de bakelita de la época socialista, comunicación directa y codificada con el resto de los búnkeres yugoslavos, dormitorios, despachos, salas de reuniones, almacenes, cocinas, hospital…  

La decoración de las habitaciones dormitorio es austera y el tamaño va por rangos militares. La habitación destinada al mariscal Tito y su esposa es la más grande y está presidida por un retrato suyo. Para aprovechar el espacio o, más probablemente, para evitar que cada una de las numerosas habitaciones sea idéntica al resto, han invitado a diferentes artistas para que realicen instalaciones.

Los muebles (sillas, armarios, camas) son originales y profundamente sesenteros. Lástima que muchos de ellos, si no todos, estén cubiertos por plásticos transparentes.

La sala de reuniones es uno de los rincones con más ambiente de la época.

Una vez finalizada la visita volvemos al centro donde comemos estupendamente en un restaurante popular.

La ciudad está situada cerca de unas montañas espectaculares que todavía tienen algo de nieve. Damos finalizada la visita tras visitar un memorial de la WWII y el cementerio musulmán.

... Y restos de la Segunda Guerra Mundial.

Continuamos hacia el oeste, donde Visitamos un museo bastante kitsch: Museo de La Batalla de los Heridos de Neretva - Jablanica.  Este acongecimiento fue una campaña de principios de 1943 de las fuerzas del Eje para tratar de acabar con la insurgencia en los territorios del Estado Independiente de Croacia, principalmente de las unidades partisanas. La campaña se desarrolló entre enero y abril de 1943 y resultó un fracaso al no alcanzar el Eje los objetivos fijados: la eliminación de la insurgencia en el Estado Independiente de Croacia, entre Zagreb y la frontera de Montenegro.

El museo se encuentra junto al puente, y está hecho al más puro estilo socialista. No podía faltar en el exterior una especie de gradas donde el pueblo escuchaba a sus líderes. Hoy, se ha convertido en un lugar perfecto para pasear al perro entre hierbajos y estructuras de hormigón.

En el interior del museo hay una sobre explicada exposición de La batalla, con chatarra bélica y dioramas algo horripilantes. Como era de esperar somos los únicos visitantes hoy.

Mostar y su puente.

Llegamos finalmente a Mostar, donde tenemos el apartamento. Esta muy bien situado y es muy acogedor. Salimos con las últimas luces a dar una vuelta. Llama mucho la atención algunas casas donde todavía son visibles los impactos de la metralla y los proyectiles.

Todo el centro está pavimentado con caliza blanca (tipo Dubrovnic), y en general ha sido bastante restaurado. El Puente Viejo o Puente Stari Most, destruido durante la guerra (por tanto, de viejo, nada) es el símbolo de la ciudad y es realmente estético. En un primer contacto, la ciudad nos parece una interesante combinación cultural islámica y cristiana, con una carga importante de restos de la guerra de los 90.

Salimos del apartamento y nos encontramos a la vuelta de la esquina con uno de los primeros restos impactantes de la guerra.  Se trata de un centro comercial con una estética socialista que fue destruido durante la guerra. 

Vamos hacia una de las principales arterias del Mostar histórico, la Brace Fejica. En Ella se encuentra la Mezquita Karadoz Beg y la Koski Mehemed Pasha. A esta última puede subirse al minarete, desde el cual hay unas estupendas vistas del puente y del resto de la ciudad.

La Torre Tara forma parte del Museo del Puente Antiguo, y dispone de una pequeña exposición. Permite ver el Puente Stari Most desde otra perspectiva. Explica con todo lujo de detalle los trabajos de reconstrucción del puente. Un video permite ver todo el proceso.

Siguiendo hacia el otro lado del rio, destaca el Puente Torcido, que cruza otro pequeño rio, y alguna otra mezquita tan estética como el resto. 

Salimos de la zona antigua con la intención de ver algunas de las zonas más castigadas durante la guerra. Pasamos por la enorme y reciente Iglesia de San Francisco con su enorme torre del campanario. Estaba cerrada y no pudimos verla por dentro, ni tampoco subir los 70 m de su campanario.

Continuamos hacia el norte hasta Plaza de España. Hay varios edificios reventados de los tiempos de la guerra, algunos de ellos se encontraban en construcción y así se han quedado. Este es el caso de la famosa Sniper Tower.

Hay un memorial a los cascos azules españoles que murieron En Bosnia, algo más de 20 hombres.

Alrededores de Mostar.

Hoy no pinta muy bien el tiempo. Con pocas esperanzas de permanecer secos por mucho rato nos dirigimos al Monasterio de Blagaj. Tekija es un monasterio derviche construido entre los siglos XV y XVI, durante el reinado del Mufti de Mostar Ziyauddin-Ahmed ibni Mustafa. El monasterio se asienta bajo una montaña, junto al nacimiento del río Buna.

Cuando llegamos no hay casi nadie y todos los restaurantes y puestos de recuerdos están cerrados. Aparcamos y a medida que avanzamos hacia al monasterio las vistas se vuelven más impresionantes. El Río Buna, de un caudal más que considerable, nace de una cueva situada al pie de una paredes de más de 100 m de altura.  Aunque el monasterio en sí no es muy grande, tanto el emplazamiento como el estilo arquitectónico del edificio lo convierten en una combinación espectacular.

En el interior del monasterio no hay gran cosa que ver, y casi lo mejor son las vistas desde sus ventanas.

Siguiente parada, la Necrópolis de Stolac. Las Stećak son unas monumentales lápidas medievales que se encuentran dispersas en toda Bosnia y Herzegovina, y partes de la frontera de Croacia, Montenegro y Serbia. Apareciendo a mediados del siglo XII, con la primera fase en el siglo XIII, las lápidas alcanzaron su apogeo en los siglos XIV y XV, antes de desaparecer durante la ocupación otomana en el siglo XVI. Eran una tradición común entre la Iglesia bosnia, la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa. Para los académicos están relacionados en su mayoría con la población autóctona valaca.

A diferencia de las que vimos en Montenegro, las cuales constaba distinguir de las piedras cercanas, las de Stolac están mucho más enteras y es fácil apreciar los relieves que las adornan. En el pequeño edificio donde venden las entradas nos ponen un vídeo promocional de la zona. Forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Nos desplazamos luego a la cercaba ciudad de Stolac. El punto más destacable es su castillo, bastante hecho polvo, pero que tiene su encanto. Las vistas, preciosas. Llueve bastante, lo cual no está mal si puedes parar a tomar un capuchino junto a la Mezquita. En la misma ciudad, a las orillas del rio, hay algunos molinos de agua que aprovechan los desniveles del cauce. En uno de ellos hay unas pequeñas pero bonitas cascadas. Comemos en un molino-restaurante una deliciosa trucha criada en unas piscinas en el mismo lugar.

Pocitelj es nuestro siguiente objetivo. Este curioso pueblo, por llamarlo de alguna manera, es un conjunto de casas otomanas diseminadas por la ladera de una montaña donde además destaca una preciosa mezquita, una torre del reloj y alguna estructura defensiva.

En su parte superior, el inevitable recinto amurallado. En una de las torres, en estado semirruinoso, puede subirse por su interior. Hay muy buenas vistas en su parte superior.

Uno de los highlights de Bosnia es la Cascada de Kravica. Hay que pagar 10€ para entrar. El acceso se realiza por un camino muy bien acondicionado hasta las mismas cascadas. No sé si por lo lluvioso del día o porque, simplemente, son así, el caudal que se precipita en sus múltiples saltos de agua es impresionante.


La última parada del día es muy mística, ya que nos dirigimos a uno de los lugares de peregrinación más importantes de la cristiandad, Medujorge.

Las apariciones marianas de Medjugorje, son una serie de apariciones de la Virgen María que comenzaron a producirse en 1981. Allí la Virgen María se habría aparecido diariamente a seis jóvenes croatas de Herzegovina, quienes tenían entre diez y dieciséis años en el momento de la primera aparición. En 2017, el papa Francisco declaró que las visiones originales relatadas por los adolescentes merecen un "estudio más profundo", mientras que las visiones posteriores continuadas a lo largo de los años son, en su opinión, de dudoso valor. En nuestra opinión es un chiringuito infame, al igual que Lourdes o Fátima.

Supongo que por ser Jueves Santo, se está celebrando una misa excepcional, con muchísima gente tanto dentro como fuera del templo. Unas pantallas gigantes retransmiten en directo el Oficio que es visto en streaming y gran devoción por los fieles que no caben en la iglesia. Y por supuesto, han proliferado decenas de tiendas de merchandising religioso.

Nuestro siguiente destino es el Cementerio Partisano. Este memorial construido en los 60 para albergar los restos de los Partisano caídos en la WWII se encuentra en estado de semi abandono. Esto, lejos de ser algo negativo, resulta favorecedor para este conjunto de pretenciosas estructuras de hormigón que tuvieron días gloriosos hace 60 años.


Una carretera de montaña con muchas curvas nos lleva a Fortica Hill, una de las montañas que rodean la ciudad. Hay una cafetería, una pasarela “sobre el vacio”, y, sobre todo, unas espectaculares vistas de la ciudad.

Jajce.

Nuestro siguiente destino es la ciudad de Jajce. Para llegar a ella volvemos sobre nuestros pasos, disfrutando de nuevo del Cañón del Neretva para desviarnos luego hacia el NW a la altura de Jablanica. El trayecto es precioso, por zonas de montaña y prados. Hay muchas casas diseminadas, y nos llama la atención lo “lujosas” que son para estar en zonas relativamente aisladas de Bosnia. 

En el Paso Makljen se encuentran los restos del Spomenik for the Wounded at Neretva Battle, un monumeno que conmemora a los soldados partisanos que lucharon y dieron sus vidas durante la Batalla de los Heridos (también conocida como la Batalla de Neretva). Construido en 1978, fue abandonado a su suerte tras la guerra de los 90.  A mediados de noviembre de 2000, un grupo de vándalos irrumpió en el lugar y utilizó dinamita para destruir por completo la fachada de la escultura. 


Aún no se han establecido las razones exactas de este acto vandálico ni quién lo perpetró. Lo único que quedó en pie del monumento fue su esqueleto interior de hormigón armado. Llegamos algo tarde a la ciudad de Jajce. 

Al día siguiente visitamos un lugar muy curioso, cerca de la ciudad. Se trata de Mlincici, junto al Pilvsko Jezero: Un conjunto de mini-molinos de agua que aprovechando un pequeño salto de agua aprovechan su fuerza para activar el molino. Hoy en día no funcionan y son una mera atracción turística en un entorno muy bello. Son como mini casita construidas sobre pilares, en las que un sinfín de riachuelo pasa bajo ellas.


Continuamos algo la carretera para ver los lagos que alimentan a los ingenios. Ahora están sin actividad, pero en verano suponemos que será un auténtico putiferio a juzgar por la cantidad de puestecitos cerrados que hay en sus orillas.

En las afueras de Jajce se encuentran las cascadas muy bonitas pero (supongo) algo artificiales. No obstante, son uno de los principales encantos del pueblo. Visitamos un mirador caminando un par de Kms por la carretera, desde el cual hay una bonita vista del conjunto.

 Ya de vuelta al pueblo Visitamos su museo: Muzej II Zasjendanja Avnoj. El Consejo Antifascista para la Liberación Nacional de Yugoslavia ( AVNOJ) fue un organismo político formado durante la Segunda Guerra Mundial que se inspiró para representar a todo el pueblo yugoslavo. El 29 y 30 de noviembre de 1943, el AVNOJ celebró su segundo congreso en Jajce. A propuesta de Josip Broz Tito , el AVNOJ fue proclamado órgano legislativo. Al rey Pedro II de Yugoslavia y a su gobierno se les negó el derecho a representar a los pueblos yugoslavos y se les prohibió regresar del exilio. Se formó el nuevo gobierno, el Comité Nacional para la Liberación de Yugoslavia ( NKOJ ), y a Josip Broz Tito se le otorgó el título de Mariscal. Con toda esta carga histórica, no es de extrañar que se fundara este museo. En su interior destaca el salón de actos donde se celebró el congreso. Un buen número de plafones informan detalladamente de todo lo ocurrido, el contexto histórico y político.

Otra de las atracciones de Jacje son las catacumbas, que no son muy grandes o espectaculares, pero que bien merecen una visita. 

Algo similar le ocurre a la Fortaleza, que es básicamente como todas las fortalezas que suelen visitarse: chulas desde fuera, con buenas vistas, pero bastante huecas por dentro.

Una de las mezquitas de la ciudad nos llamó la atención por ser parcialmente de madera.

El epicentro de la Guerra de Yugoslavia.

Y con esas, cogemos el coche y enfilamos a Sarajevo. Pero no del tirón, ya que usamos una ruta alternativa que implicaba 10 Km de una pista en el bosque. Antes de llegar a Sarajevo pararemos en un pueblo que tiene buena pinta: Travnik. Antes de entrar en el centro, pasamos por algunas zonas residenciales en sus afueras que fueron duramente castigadas durante la guerra. Pueden verse grandes boquetes en las fachadas y que debieron causar estragos. Ahora están reparados con ladrillos vistos, una especie de cicatriz arquitectónica que siempre quedara.

El centro del pueblo es muy animado (supongo que ayuda el que sea sábado) y hay gente paseando, comiendo y bebiendo té por todas partes. 



La calle principal es peatonal. Entramos a la Mezquita principal, Šarena Džamija o mezquita Sulaymaniya, que contraria mente a lo habitual, está bastante pintada en su parte exterior.

Subimos a la consiguiente fortaleza en una colina cercana. Apliquen se los mismos comentarios que en la de Jajce.

Por ultimo, nos acercamos al bajar a una surgencia de agua a las afueras. Todo está lleno de chiringuitos y puestos de pongos. La surgencia en realidad no vale nada, casi parece agua proveniente de una cañería rota. 

Antes de llegar a Sarajevo nos salimos de la autopista para ver un Atlas Obscura. En esta ocasión, una curiosa Mezquita modernista que parece cualquier cosa menos una Mezquita. Es la Mezquita Blanca de Serefundin, en el pueblo de Visoko. Pero lo más famoso de este pueblo es su supuesta pirámide, inventada por un visionario bosnio con la sana intención de hacerse famoso y rico.

Sarajevo se encuentra rodeada de montañas, lo cual la hace muy atractiva. Los edificios junto al Río Miljacka son de la época austrohúngara y, por tanto, muy europeos. 

Pero todo cambia al entrar algo más en el centro histórico, ya que tiene un carácter mucho más oriental. Nos recuerda bastante a Estambul, en cierto sentido.

La presencia de gentes de diferentes religiones se hace patente con la presencia de iglesias católicas, ortodoxas, mezquitas e incluso una sinagoga.

La Catedral Srca Isusova es bastante moderna. No pudimos entrar. Decidimos visitar el Museo Galerija 11.07.95, no sin bastantes dudas. La temática de la exposición es la Masacre de Srebrenica, ocurrida precisamente esa fecha. Mediante fotos y videos, pero sobre todo gracias a la audioguía , se explica al visitante los pormenores de esa terrible matanza de Bosniacos.  

La Masacre de Srebrenica tuvo lugar en julio de 1995, durante la guerra de Bosnia, y es considerada el peor crimen cometido en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Más de 8.000 hombres y niños bosnios musulmanes fueron asesinados por las fuerzas serbobosnias tras la toma de la ciudad de Srebrenica, que había sido declarada “zona segura” por la ONU. Las víctimas fueron separadas de las mujeres y deportadas, para luego ser ejecutadas y enterradas en fosas comunes. El crimen fue calificado como genocidio por tribunales internacionales y marcó un hito trágico en la historia reciente de Europa.

La Mezquita Ferhadija Xamija es una de las muchas con la que cuenta la ciudad.


La mayor de ellas, y también la más destacable es la Husrev Beg, un impresionante ejemplo de la arquitectura otomana del siglo XVI y uno de los hitos más significativos de la ciudad. La verdad es que el patio resulta más interesante que su interior (sin desmerecer éste), sobre todo por el trasiego de fieles que entran y salen del recinto.


Cercana a la Mezquita se encuentra el Museo Husrev Beg , con unas curiosas chimeneas puntiagudas. En tiempos fue una madrassa, y ahora alberga una colección no demasiado interesante sobre el Gobernador Husrev Beg, un otomano muy famoso y popular en su tiempo.

La antigua Iglesia Ortodoxa resulta tan estética en su interior como el resto de los templos de su corriente religiosa. 

El Ayuntamiento es uno de los highlights de la ciudad. Fue construido entre 1892 y 1896 por la administración del Imperio Austrohúngaro en una mezcla de estilos entre el morisco y el árabe inspirada en el Alcázar de Sevilla. Con Sarajevo sitiada por fuerzas del Ejército Popular Yugoslavo y del Ejército de la República Srpska, en plena Guerra de Bosnia, la noche del 25 de agosto de 1992 fue bombardeado. Trabajadores de la biblioteca y algunos vecinos que intentaron salvar obras de la destrucción murieron bajo los morteros y las balas de los francotiradores serbios. Ha sido reconstruido con un gran fidedignidad y, aunque no deja de ser de un estilo algo extravagante, es muy bello tanto desde el exterior como en su interior. El ayuntamiento alberga colecciones artísticas de diferentes estilos. La que vimos de arte moderno no fue especialmente interesante.




La exposición permanente, Sarajevo 1914-2014 recorre La historia de la ciudad en ese periodo. También puede verse el mobiliario de la sala del tribunal de la Haya que juzgo a los genocidas de la guerra de los 90.

Nos acercamos al teleférico, pero el precio (15€ por barba) nos echó algo para atrás. Regresamos sobre nuestros pasos y subimos hasta el Bastión Amarillo, desde El cual se tienen unas vistas muy chulas de la ciudad.

Llega  nuestro último día en Bosnia. Tras la consabida visita a la Pekara de la esquina, cogemos el coche y vamos a la Montaña de Trebevic. Pero antes, nos detenemos en el Cementerio Judío

Sarajevo albergo una población judeo-sefardí muy importante. Construido en 1630, contiene más de 3.850 tumbas y, hasta que las retiraron, también 70 minas antipersona. Gran parte de las lápidas están dañadas por la metralla. 

Se trata de un lugar tranquilo y solitario donde, además, hay una sinagoga.

Salimos de Bosnia y entramos en la República de Srpska, que es una república dentro del estado de Bosnia y Herzegovina que acoge a la población Serbiobosnia. Nuestro destino es la estación superior del telecabina. Hay un restaurante o cafetería en construcción muy vanguardista, así como vistas muy buenas de la ciudad.

Pero lo que nos ha traído hasta aquí son los restos de las Olimpiadas de Invierno Sarajevo 1984. Más concretamente la pista de Bobsleigh. 

La pista de hormigón recorre durante 1300 m un bonito bosque de pinos y abetos. Abandonado en tiempos de la guerra, donde sirvió de parapeto a las tropas bosnias, hoy en día se ha convertido en un enorme lienzo donde los artistas locales plasman sus grafitis.

Cuesta trabajo imaginarse esta instalación en su apogeo durante los juegos. Hoy, es una triste estructura gris que solo las pintadas han conseguido revivir (con mayor o menor tino)

Junto a las pistas se encuentra el Observatorio Astronómico de la Colina Kapa. Construido como punto de observación antes de la WWI, paso a convertirse en un observatorio astronómico donde, además de investigar, se promocionaba y formaba en el estudio del firmamento. La guerra de los 90 acabó definitivamente con esta institución y hoy en día es un triste esqueleto lleno de impactos de metralla.


Continuamos hasta el parking, no sin antes disfrutar de un capuchino en un hotel de estilo alpino.

Tomamos dirección al aeropuerto. Junto a el se encuentra un curioso museo, el War Tunnel Museum. Durante el asedio de Sarajevo durante la guerra de Bosnia, los ciudadanos sitiados construyeron el túnel de Sarajevo para conectar la ciudad, completamente aislada por las fuerzas serbias, con el territorio bajo control bosnio al otro lado de la zona supuestamente neutral del aeropuerto de Sarajevo, controlado por las Naciones Unidas. El túnel conectaba los barrios de Dobrinja y Butmir.

La exposición explica las razones por las que se construyó el túnel, dando contexto con algunos ítems y fotos de la época. El túnel que puede visitarse es en realidad una replica del original. 

En un par de salas se exhiben videos de cuando el túnel estaba en uso y del asedio a Sarajevo.

De regreso al centro, hacemos una última parada en el Museo de Historia de Bosnia y Herzegovina. Nuestra intención no es visitarlo (no tenemos tiempo para ello) sino hacer algunas fotos al edificio, una muestra del arte socialista algo (aunque no mucho) brutalista.

Después visitamos la Biblioteca Gazi Husrev-beg. Construida en 1.537, se encuentra junto a la Madrasa y recoge una exposición de manuscritos islámicos. Es una de las más importantes del país.

Algunos de los ejemplares son realmente bonitos. La verdad es que los caracteres árabes son preciosos, y si además se adornan con destreza, los libros se convierten en auténticas obras de arte.

El resto de la tarde la pasamos haciendo algunas compras y deambulando por el centro, así como degustando el último Baklava del viaje.

EN RESUMEN

Aunque el viaje es demasiado corto como para hacer un juicio general del país, nos ha sorprendido muy gratamente. Sarajevo es pequeña, y se encuentra rodeada de montañas, lo cual hace que tenga vistas chulas desde casi cualquier sitio. La parte que rodea al centro es bastante centro europeo (se nota el legado Austrohúngaro), mientras que el centro es muy oriental. Son muy musulmanes, y choca mucho ver a las mujeres con indumentaria tradicional, pero físicamente, eslavas. Las exposiciones que vimos, aunque algo monotemáticas, están muy bien.


Mostar es todavía más pequeño y su situación junto al caudaloso Río Neretva la hace todavía más bella. Las otras poblaciones de menor tamaño que visitamos nos parecieron perfectas para echar un par de horas e impregnarse del carácter más natural y provinciano.

Aunque este viaje no estaba orientado a actividades en la naturaleza, encontramos que los Balcanes son una gema oculta. Ocupan casi todo el país y parece que están muy poco o nada explotadas. Merecería la pena un viaje exclusivamente para explorar los Balcanes y sus Parques Nacionales.

La comida está muy bien (supongo que algo repetitiva si es esta más tiempo). Los precios de todo, al menos en 2025, resultan muy bajos. El marcó convertible equivale a 0,5 Euros. La impresión que nos ha dado es que los precios que se ven en las tiendas están en euros… Claro que luego vas y pagas la mitad.

Una de las cosas que más nos ha sorprendido son los rastros de la guerra. No tiene nada que ver con lo que vimos en Kosovo o Montenegro. Aquí TODO está acribillado, y lo que no lo está es porque ha sido enfoscado y reparado tras la guerra. Da igual que se trate de Mostar, Sarajevo o una aldea perdida. La metralla ha llegado a todas partes.

Resulta complicado prever que futuro depara a Bosnia, con la población dividida drásticamente por cuestiones históricas, religiosas y políticas. Pero da la impresión de que es solo cuestión de tiempo que alguien agite el avispero para volver a su pasado más oscuro.








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